«EL DOCTOR». Uwe Boll, en la presentación de 'BloodRayne'. / REUTERS
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Malo con avaricia

El cineasta Uwe Boll recibe 74.000 peticiones para que deje de dirigir y responde que abandonará si alcanzan el millón

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Desde siempre ha habido películas tan malas que producían hilaridad. Uno de los estandartes de ese cine, el alemán Uwe Boll, podría colgar la claqueta si prospera una petición que circula en ese sentido en internet, y que ha recaudado ya 74.000 firmas para que deje de dirigir.

-«Estoy al tanto», admitió el realizador. «Pero esas firmas no son suficientes para convencerme».

-«¿Y cuántas harían falta?»

-«Un millón», agregó Boll .

No es imposible que lo consigan. La iniciativa ha tenido una acogida extraordinaria y el número de adhesiones se ha disparado de forma vertiginosa. «Nosotros, los abajo firmantes, respetuosamente rogamos que Uwe Boll acceda a los deseos de la comunidad de los videojuegos, del horror y del cine en general, y deje de dirigir, producir o tomar parte en la creación de futuras películas», reza la petición, publicada en http://www.petitiononline.com/RRH53888/petition.html.

Falta de comprensión

«Su desagradable manera de afrontar el material de trabajo y la falta de conocimiento que demuestra no se pueden consentir más tiempo», reseña Robert Harvey, el autor de la propuesta. Para Harvey, el realizador germano demuestra «falta de comprensión» en la adaptación al cine de videojuegos, a los que «ha hundido y pateado» en su traslado a la gran pantalla.

Boll tiene grandes posibilidades de pasar a la historia del cine como el sucesor de Ed Wood, considerado el peor director de todos los tiempos. Conocido como el Doctor, su fórmula consiste en agrupar en sus obras a actores que antaño fueron populares y que ahora viven sus horas más bajas, con actrices de físico espectacular y efectos especiales de segunda mano.

Ha dirigido a nombres tan respetados como Ben Kingsley y Michael Madsen en BloodRayne (2005) o Burt Reynolds y Ray Liotta en In the Name of the King (2007). Tras los poco afortunados inicios en su Alemania natal, Boll dio el paso a la dirección en Estados Unidos con Sanctimony (2000), un filme para televisión que le permitió tres años más tarde perpetrar su primer ataque a los videojuegos en House of the Dead, coprotagonizada por su compatriota Jürgen Prochnow.

Recaudó algo más de diez millones de dólares en Estados Unidos, suficiente para financiarse Alone in the Dark, otro clásico de las consolas, que a pesar de contar con la presencia de Christian Slater y Tara Reid, ingresó sólo la mitad.

Pero a Boll no había quien le parase y volvió a estrellarse con BloodRayne, protagonizada por la ex modelo Kristanna Loken.

El pírrico millón de dólares que amasó en EE UU con esa cinta, considerada por él mismo como su mejor trabajo, no fue óbice para evitar que siguiera adelante y, de hecho, ya tiene pendiente de estreno Postal, el 23 de mayo. Si su acogida sigue la pauta de las anteriores, para Boll tampoco será tan grave. «Trabajamos en la industria del entretenimiento, no deberíamos tomárnoslo tan seriamente», plantea.