Uno de los acusados agredió a los periodistas que lo esperaban en los juzgados. / MIGUEL GÓMEZ
CÁDIZ

Los acusados de incendiar 30 vehículos en Lacave se enfrentan a 17 años de cárcel

El fuego fue sólo una tapadera para distraer a la Policía y poder cometer un robo en la calle Ancha, pero una cámara de seguridad delató a los dos procesados

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Un robo con violencia, que era su verdadero objetivo, les puede costar muy caro a los dos jóvenes acusados de quemar intencionadamente una treintena de vehículos en la calle Julio Rico de Sanz en marzo del año pasado. Las llamas llegaron a la sexta planta de tres bloques de viviendas cercanos, rozando así la tragedia. Daniel González Palacios y José Lunar Angeliz fueron enviados a prisión preventiva y la semana que viene serán enjuiciados por la Sección Primera de la Audiencia Provincial.

Un ordenador portátil y varios MP4 fue el botín que robaron supuestamente de una tienda de informática de la calle Ancha, momentos después de provocar el incendio en Lacave. Ese pequeño botín, que fue recuperado por la Policía Nacional, les puede llevar a pasar una larga temporada en la cárcel. El fiscal solicitará en el juicio 17 años de prisión para cada uno dada las graves consecuencias que acarreó el fuego.

Los dos jóvenes, que tienen ahora 19 y 20 años, recurrieron a los juanillos que en el argot propio de los delincuentes significa el incendio intencionado que tiene como fin crear una cortina de humo que despiste a las Fuerzas de Seguridad. Con esa intención y según relata el Ministerio Público en su escrito de calificación, ambos procesados robaron una motocicleta en la calle Pintor Zuloaga y con ella se desplazaron hasta el escenario del incendio.

Allí manipularon el motor de un ciclomotor estacionado para que saliera el combustible, que al caer al suelo fue prendido con un mechero. Las llamas se propagaron en cuestión de segundos y los vehículos que estaban aparcados cerca de la moto se vieron envueltos por un fuego virulento que fue creciendo hasta alcanzar tres inmuebles.

El incendio se originó de madrugada, cuando la mayoría de los vecinos estaban durmiendo en sus casas. Este detalle es resaltado por la Fiscalía ya que ambos jóvenes pusieron en serio peligro a decenas de familias que pudieron quedar atrapadas en sus viviendas sin salida. Algunos de los afectados relataron cómo les despertaron las explosiones; a otros les estallaron los cristales de sus ventanas por la acción del fuego y todos tuvieron que abandonar de prisa sus hogares para no perecer asfixiados por el humo que entraba en los bloques.

Desde el principio se sabía que el fuego había sido provocado y las primeras informaciones apuntaban a una posible venganza y una pelea de trasfondo. Pero la grabación de una cámara de seguridad le dio la clave al grupo especializado en delincuencia urbana de la Comisaría Provincial. A los pocos minutos de declararse el incendio, dos jóvenes robaban en un establecimiento del centro. La cámara pudo filmar el ciclomotor en el que habían llegado hasta la puerta de la tienda y también se veía con perfecta claridad el chaquetón que vestía uno de los ladrones y que había llamado la atención a los testigos que observaron cómo dos jóvenes salían corriendo tras iniciar el fuego. La moto que aparecía en la película era la misma que describían algunos vecinos de la calle Julio Rico de Sanz. Con estos mimbres la Policía pudo resolver el caso, que quedó completamente cerrado cuando los agentes hallaron en la casa de Daniel González los efectos sustraídos en la tienda.

El incendio dejó de herencia un profundo malestar entre los vecinos, que de inmediato pidieron una mayor presencia policial. 23 motos, siete coches y 13 inmuebles y locales resultaron afectados por las llamas. Algunos de los damnificados no reclamarán nada en el juicio porque ya han recibido las compensaciones económicas de sus aseguradoras. En cambio otros vecinos y cuatro compañías de seguros, en concepto de responsabilidad civil, solicitan indemnizaciones que van de los 26.000 a los 300 euros.

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