ESPECTÁCULO. Un motero se exhibe en pleno paseo marítimo de Valdelagrana ante la atenta mirada de los aficionados que se dieron cita alli ayer. / ANTONIO VÁZQUEZ
Ciudadanos

Un tranquilo inicio de Motorada

Valdelagrana vuelve a ser el epicentro de la fiesta de las motos, en una llegada escalonada de aficionados Los comerciantes acusan a la Asociación de Vecinos de dejarles sin «negocio» al cerrar la avenida de la Paz

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El primer día de Motorada en El Puerto de Santa María transcurrió de forma relativamente controlada y segura. De hecho, se podrían considerar como una de las motoradas más tranquilas en décadas. La Jefatura de la Policía Local y la Comisaría de la Policía Nacional no habían registrado incidentes destacables al cierre de esta edición. Parte de esta tranquilidad se debe al notable descenso en el número de moteros que han acudido al municipio. Los hosteleros pueden dar buena cuenta de ello. El centro comercial Bahía Mar, uno de los epicentros de la movida motera el año pasado, se encontraba desierto a media tarde. Anna Czernichowska, encargada de uno de los negocios de este centro comercial aseguró que «la calma ha sido absoluta a lo largo de todo el día de hoy. Ni punto de comparación con el año pasado».

En este sentido, las quejas en el casco histórico también se hacían notar. Los puestos ambulantes ubicados en el parque Calderón han visto como desciende el número de compradores. Paco Argullo, propietario de una de estas tiendas, indica que «si la cosa sigue igual, nos va a costar dinero montar el negocio. Habrá que pensarse si queremos repetir el año próximo».

De hecho, varios grupos de moteros han subrayado que «muchos compañeros nuestros han optado por irse a Chiclana o los pueblos de la sierra debido a las grandes restricciones que existen en El Puerto y Jerez».

Asimismo, la concejalía de la Policía Local ha reforzado la plantilla con quince agentes provenientes de las jefaturas de la provincia de Cádiz y Málaga. Este refuerzo tiene la misión de vigilar la zona de Valdelagrana, que fue una de las zonas más castigadas por los excesos de la motorada el año pasado.

Además, se están realizando patrullas conjuntas entre los agentes de la Policía Nacional y Local para atajar infracciones de tráfico y velar por el establecimiento de la seguridad ciudadana.

Sobre las ocho y media de la tarde, los comerciantes de la Avenida de la Paz en Valdelagrana consumaron una pequeña rebelión contra el concejal de la Policía Local, Carlos Montero, y el presidente de la asociación de vecinos, Juan José Segura. De hecho, los comerciantes insultaron y zarandearon al presidente de Valdelagrana por «haberlos dejado sin negocio». Al no poder acceder los moteros a la avenida de la Paz, los comerciantes no tenían ningún tipo de ventas.

Tras la reunión entre las tres partes implicadas, el concejal de la Policía Local instó a Subdelegación de Gobierno para que se abriera ese tramo de forma parcial. Subdelegación accedió pero también dejo bien claro que en el caso de que haya algún tipo de incidente, la avenida de la Paz se volverá a cerrar de forma inmediata.

Tranquilidad en Jerez

Jerez ya se encuentra inmerso en la vorágine motera. Tras calentar motores el pasado jueves, cuando comenzaron a llegar los primeros aficionados, ayer la presencia de los amantes de las dos ruedas se hizo notar algo más en la ciudad, aunque bien es cierto que los visitantes fueron apareciendo de forma escalonada y la avalancha propia de otros años se espera que no se haga realidad hasta el día de hoy. Las primeras concentraciones se producían en el Circuito de Velocidad por la mañana, a donde se podía acceder con facilidad, sin apenas retenciones, pero cuyas dos primeras entradas se cerraron prácticamente desde primera hora, con el fin de que sólo las motos, los vehículos de servicio público y las personas acreditadas fueran los únicos privilegiados que aparcaran a las puertas del recinto.

El resto de público fue desviado directamente a los otros dos accesos, los de Torremelgarejo y Estella, que registraron un lleno considerable, aunque sin apenas saturaciones. Entre los grupos de moteros que acudieron a presenciar los entrenamientos y, como decían algunos, a «amortizar así los 90 euros de la entrada», reinaba el buen humor y las ganas de diversión y de pasar un buen rato, algo incentivado más si cabe por el sol y el calor que presidió la jornada. Las bolsas de aparcamiento, una exclusiva para motocicletas y otras cuatro para los demás vehículos, aglutinando en total 42.000 plazas, tampoco terminaron de completarse, por lo que el personal del Circuito confirmó a LA VOZ que el día de ayer se desarrolló de forma «muy tranquila», incluso con menos afluencia que la de otros años.