DESCANSO. Natalio es felicitado por sus compañeros tras la consecución del gol de la sentencia. / FRANCIS J.
Cádiz C.F.

Bendita tranquilidad

Natalio deja al Cádiz definitivamente en la zona media de la tabla El equipo amarillo muestra más pegada que fútbol ante el Poli Ejido

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Era una tarde para salir de dudas. Y el duelo ante el Poli deja una aseveración tan satisfactoria como desesperante. La temporada ha terminado. Para lo bueno y para lo malo. Prácticamente, el Cádiz selló ayer su billete hacia la tranquilidad merced a la buena gestión de Natalio y finiquitó una campaña tres meses antes de lo previsto.

En un año donde don Carnal llegó tan temprano, y el olor a incienso impregna las antes de la primavera, el equipo amarillo se ha adelantado a los acontecimientos dejando para las próximas trece jornadas un oasis de bendita calma tediosa, con toda la paradoja que ello conlleva.

A ocho del descenso

La victoria ante el Poli Ejido, cimentada en la pegada de la única estrella y la incapacidad del rival, deja al conjunto de Calderón sin aspiraciones por arriba y sin miedos por abajo. Momentáneamente, se coloca a diez puntos del ascenso y a ocho del descenso. Sólo un milagro o una desgracia puede varias el destino de un Cádiz que se desvió demasiado pronto, también demasiado pronto.

El triunfo ante el Poli devuelve la respiración a Carranza, pero no esconde las innumerables carencias de este Cádiz y su mínimo nivel para pelear por algo más que la mediocridad. Los pupilos de Calderón revivieron los episodios horribles de cada dos domingos. Irregularidad exasperante, falta de carácter durante muchos minutos, despistes después del descanso y nula capacidad creativa en el centro del campo.

Pero esta vez, el conjunto gaditano demostró mayor pegada de la mano de un Natalio estelar, y contó enfrente con un rival limitadísimo en el plano ofensivo. Resultado, que es lo que cuenta. 2-0, tres puntos, y quien quiera ver fútbol bonito, que se abone a los partidos de Champions, que en Cádiz la cosa está cortita.

Dos caras nuevas

Pese a la victoria, el Cádiz continúa en su línea. Mejor en el primer tiempo que en el segundo, y sufriendo hasta el final al margen de la solvencia del marcador. Antonio Calderón se cargó a César y Kosowski, y tiró de dos veteranos como Enrique y Paz para darle más mordiente al equipo. El extremeño, lo haga mejor o peor, siempre aporta más que el polaco. Y entre los dos nuevos hilvanaban la primera acción de peligro, en un córner sacado por el interior que el central cabeceaba por encima del larguero.

La escuadra amarilla achuchaba pero con excesiva timidez, y sólo a balón parado, como en otro saque de esquina rematado por Fleurquin, creaba verdadero peligro. Las bandas comenzaban a funcionar y poco a poco se comenzaban a ver los mejores minutos en Carranza de este 2008.

Enrique daba el primer aviso con una gran volea a centro de Gustavo López, y Natalio no perdonaría cinco minutos después. El valenciano enganchaba un meritorio disparo desde la frontal que se colaba pegadito al palo y sorprendía a Bello Serans. Un gol para allanar el camino. El mismo futbolista, idolatrado y ovacionado por la hinchada cadista, se crecía como medio centro, media punta y delantero, y con una ajustada vaselina ponía el uy en la grada. El Poli estaba entregado, y De la Cuesta aplazaba la puntilla al no remachar en la línea de gol un servicio de Gustavo López.

Debía ser una tarde plácida, pero este Cádiz juega con fuego sin importarle el inminente riesgo de incendio. No se sabe qué les dice Calderón en el descanso. Si les canta una nana o les lee un cuento. Pero sus futbolistas salen adormilados. Se les pegan los ojos. De nuevo, el equipo gaditano repetía errores y despistes y concedía vida a los almerienses. Moreno, sólo en su aventura hacia la meta de Contreras, advertía con disparos lejanos que inquietaban al respetable. Usero alentaba los primeros silbidos de la grada, que empezaban a despertar a una escuadra indolente.

El tiempo pasaba, el Poli atacaba (aunque sin recursos), y el Cádiz seguía inmerso en su apatía. Hasta que Castells ponía su particular nota de humor en el encuentro con un despeje que sería la mejor asistencia para Natalio. Doblete del valenciano, al que la madera le privaba de su primer hat trick. Maquillaje para un final por fin alegre, porque visto lo visto, sólo queda el resultado y pensar en el futuro. Aunque quede tan lejos.

jaguilera@lavozdigital.es