CONSTERNACIÓN. Zapatero, nada más recibir la noticia en el mitin de Málaga. / JAVIER SORIANO. AFP
ESPAÑA

Zapatero responde a los terroristas de ETA que no tienen más futuro que la cárcel

El presidente llama a Rajoy para evitar interferencias en la «pacífica voluntad de los ciudadanos convocados a las urnas» «La banda etarra no tiene otro destino más que su desaparición», dice el presidente en una rueda de prensa

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El asesinato de Isaías Carrasco provocó ayer la reacción más contundente de José Luis Rodríguez Zapatero contra ETA en toda la legislatura. El presidente del Gobierno, que se enteró de lo ocurrido durante el mitin en Málaga, se desplazó de inmediato hasta el Palacio de La Moncloa para reunirse con el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, y preparar una rápida repuesta de todas las fuerzas democráticas a lo ocurrido.

«ETA está ya vencida por la democracia, está repudiada y aislada por el conjunto de los españoles y por la sociedad vasca; por eso no tiene otro destino que su desaparición y sus miembros -advirtió- no tienen otro futuro que la cárcel».

La noticia del atentado fue un mazazo para el jefe del Ejecutivo. Fue el presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, el encargado de comunicársela al oído justo después de que terminara su alocución ante miles de simpatizantes malagueños. Ni siquiera le dijo que el ex concejal del PSE hubiera muerto porque él mismo lo desconocía aún, pero al secretario general de los socialistas, que hasta entonces se había mostrado exultante y sonriente, se le demudó la cara y apenas pudo terminar de saludar con naturalidad a los asistentes.

Nada más conocer los detalles de la acción criminal, y antes de tomar el avión de regreso a Madrid, Zapatero telefoneó al líder de la oposición para informarle y acordar la reunión en el Congreso de todas las fuerzas parlamentarias. «Como tantas otras veces, los terroristas han querido interferir en la pacífica manifestación de la voluntad de los ciudadanos convocados a las urnas, pero la democracia española ya ha demostrado que no admite retos de quienes se enfrentan a sus principios básicos y a sus valores más esenciales -dijo apenas unas horas después, durante la lectura de una declaración institucional en la sede del Gobierno-; no los ha admitido en el pasado, no los admite hoy y no los admitirá nunca».

Procedimiento

El procedimiento que ayer siguió el jefe del Ejecutivo es idéntico al empleado el pasado 1 de diciembre, tras el asesinato de dos guardias civiles en la localidad francesa de Capbreton. Aquel fue el primer atentado mortal de ETA tras la ruptura oficial del proceso de paz y el equipo de Zapatero hacía tiempo que había diseñado su reacción en caso de que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad de Estado fueran incapaces de impedir un golpe de esta magnitud: la búsqueda de la unidad. Querían evitar caer en el error que, a juicio de muchos dirigentes, cometió el Gobierno de José María Aznar al querer gestionar en solitario la crisis que se abrió en vísperas de los pasados comicios generales por el atentado islamista del 11-M.

«Juntos, el Gobierno, los partidos políticos, las organizaciones sociales y la sociedad civil, defenderemos nuestras instituciones y nuestras libertades -subrayó el presidente- juntos todos acabaremos con esta lacra que golpea a la sociedad española desde hace décadas». El jefe del Ejecutivo no sólo habló con Mariano Rajoy. También se puso en contacto con el lehendakari, Ibarretxe, antes de comparecer ante los medios. El contacto con el resto de los portavoces, sin embargo, lo dejó en manos del secretario de Organización del PSOE, José Blanco.