EL PERFIL

El hombre tranquilo

Sus allegados señalan la extraña coincidencia de que el título de su película preferida sirve para definir a Manuel Chaves en tres palabras

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«Me preguntas si mi amor crecerá/no lo sé/no lo sé». Cuando le acecha la melancolía, Manuel Chaves se deja atrapar durante unos segundos por esta letra y, sobre todo, por la música de la que considera su canción favorita: Something, creada por el ex Beatles George Harrison. Le recarga las pilas como si de una batería de litio se tratase.

Casado con Antonia y padre de dos hijos, Iván y Paula. Lleva cinco legislaturas consecutivas como presidente de la Junta de Andalucía. El 9 de marzo afronta su sexta convocatoria autonómica, siempre como candidato del PSOE, partido en el que ingresa en 1968 -el mismo año que se afilia a la UGT-.

Su fotografía debe estar en los salones o despachos de decenas de miles de álbumes familiares. En campaña electoral se hace una media de cien instantáneas diarias con simpatizante. Las encuestas dicen que el 97 por ciento de los andaluces lo conocen. Entra dentro de la lógica. Todos aquellos que hayan nacido en Andalucía después de 1990 no han conocido a otro mandatario regional.

Menos mal que en el cine apagan la luz. En su vida privada huye de cualquier puesta en escena pretenciosa. Le gusta ir con su esposa y un grupo de amigos a cultivar su especial pasión por el celuloide. Las palomitas las raciona, al menos eso es lo que delata su buena forma física. Nació en Ceuta en 1954 y, pese a que obtuvo su primer acta como diputado en 1977 y en 1986 ya era ministro de Trabajo, ha dicho en esta carrera electoral de 2008 que se siente con un niño con zapatos nuevos.

Los que lo conocen apoyan esa extraña coincidencia de que el título de su filme favorito podría ser también una forma de definirle en tres palabras: El hombre tranquilo. Aunque este magistral trabajo de John Ford compite en su particular ranking cinematográfico con Casablanca.

Dos guiones exquisitos con un nexo común, aunque bien es cierto que secundario: Sus historias de amor, las de John Wayne y Maureen O'Hara en un caso, y las de Humphrey Bogart, Ingrid Bergman, en el otro. Manuel Chaves vive la suya con una mayor dosis de humildad, pero con una pasión más real.

Compañera

Reconoce que su mujer tenía las mismas cualidades que él para dedicarse a la vida pública, pero que optó por la familia. Sin este gesto, la intensidad de su vida habría menguado. Espera haber compensado el sacrificio al que ha sometido a su familia por las intensas jornadas de trabajo, con un buen servicio a los andaluces.

Un niño con los zapatos nuevos tiene cuerda para rato. Por eso hablar de su futuro sigue siendo tabú o, al menos, una materia que, sencillamente, no toca. Eso sí, sabe lo que le gustaría ser de mayor: profesor. En realidad sería regresar a sus inicios en aquellas vetustas aulas de la Universidad de Sevilla donde enseñaba Derecho del Trabajo a unos alumnos que, como él, vivían pendientes de cualquier atisbo del principio del fin de la dictadura franquista.

Hoy, en la Andalucía de 2008, donde buena parte de los escolares tienen dificultades para explicar quién fue Francisco Franco, el candidato socialista encara su sexto mandato con el objetivo de situar a esta región en el pelotón de cabeza de la UE. Un reto ambicioso al que esta comunidad autónoma se enfrenta con viejos exámenes aún por superar, pero con la pesadilla del subdesarrollo desterrada a los libros de historia. La misma que, con el permiso de los andaluces, quiere seguir escribiendo cuatro años más.