La oposición sale a las calles para protestar por la «farsa» de las presidenciales rusas

Mientras Dmitri Medvédev celebraba ayer su victoria en las presidenciales del domingo, en la calle se manifestaban quienes consideran que los comicios han sido una «farsa». La Policía se empleó a fondo con los manifestantes, a quienes apaleó y arrestó sin contemplaciones. En ese momento, el todavía jefe del Estado, Vladímir Putin, y su delfín anunciaban en el Kremlin que pronto comenzarán a trabajar juntos en la «estructura» del nuevo Gabinete. Putin dejaba así ver que aceptará el cargo de primer ministro sin ninguna pausa de por medio.

Ciertos medios de comunicación rusos llevan tiempo especulando con la posibilidad de que Putin no encabece de inmediato el Gobierno, sino después de un receso para descansar. Sin embargo, y a juzgar por lo que dijo ayer en compañía de su delfín en un encuentro en su despacho, cuyas imágenes fueron ofrecidas por los canales de televisión, parece que el presidente saliente no tendrá ningún respiro. Tras felicitar por segunda vez a Medvédev, la primera lo hizo el domingo por la noche en la plaza Roja ante los jóvenes de la organización juvenil Nashi (los nuestros), le indicó que había que ponerse ya a pensar en el futuro Ejecutivo.

Con el escrutinio prácticamente finalizado, Medvédev ha obtenido una victoria apabullante: más de 52 millones de votos, lo que significa el 70,2%. Su antecesor alcanzó en 2006 un punto más, el 71,2, pero con tres millones de votos menos. En segundo puesto, a una distancia considerable, ha quedado el comunista Guennadi Ziugánov, con algo más de 13 millones de votos, casi el 18%. Ziugánov, y el tercero en la lista, el ultranacionalista Vladímir Yirinovski (9,3%), han denunciado numerosas irregularidades y se proponen impugnar los resultados de las elecciones.

El movimiento opositor La Otra Rusia, encabezado por el ex campeón de ajedrez, Gari Kaspárov, denuncia en un informe «violaciones de la legislación y falsificaciones generalizadas», durante la campaña electoral, la votación y el escrutinio. Militantes y simpatizantes de la organización se manifestaron ayer en Moscú y en San Petersburgo.

En la ciudad norteña el acto fue autorizado, no así en la capital rusa, en donde la Policía cargó contra los asistentes y detuvo a más de 250. Uno de los arrestados es Nikita Belij, presidente de la Unión de Fuerzas de Derecha (SPS). Kaspárov, que pasó en noviembre cinco días en la cárcel por acudir en Moscú a una manifestación desautorizada, intervino ayer en la concentración convocada en San Petersburgo para calificar las elecciones del domingo de «farsa».

Los pocos observadores occidentales que supervisaron los comicios, en total 25 pertenecientes a la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa (PACE), se mostraron resignados con los resultados de la votación.