FIJAS. Cada mañana, en la bodega, Lidi y Piluca comparten su buen humor con otros aficionados. / JUAN CARLOS CORCHADO
LIDIA ALONSO Y PILUCA ESTALA AFICIONADAS DEL PAÍS VASCO

«El Festival de Jerez es nuestra particular adicción»

Llevan diez años 'bajando' desde San Sebastián porque «este arte tira mucho»

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Sentadas en el palco de honor, en la Bodega de Los Apóstoles, entre Lidia Alonso y Piluca Estala, faltaba ayer la tercera componente de la terna vasca, fija en la tertulia. «Ha tenido que marcharse por un problema familiar -explica Lidia-, pero es la primera vez que pasa en una década». Desde que en 1998 probaron las mieles del «arte en la tierra del arte», saben que «hay que bajar al Sur para ver el flamenco de otra manera».

-¿Qué tal anda el País Vasco de flamenco?

-Lidia: Hay cosillas, pero muy puntuales. Y mira que nosotros nos movemos de San Sebastián a donde haga falta: a Bilbao, Baracaldo.

-¿De dónde les viene la afición?

-Lidia: Mi padre era jotero. Yo, a los cinco años, ya le andaba pidiendo que me pusiera discos de flamenco. Pero no sé de dónde me viene. Tuve, de pequeña, una chica andaluza, que me cantaba y quizá de ahí... Ya de mayor decidí aprender, profundizar y me apunté a unas clases donde la profesora era...

-Piluca: Yo. En ese curso aprendimos mucho más que sevillanas, aunque al principio era lo planteado. Alegrías y otros palos. Vino una profesora a enseñarnos bulerías y nos habló del Festival. Hasta hoy.

-¿Cómo fue aquel primer año?

-Piluca: Taquicárdico. Cuando empezamos a ir de espectáculo en espectáculo, acostumbradas a la escasez de propuestas de San Sebastián...

-Lidia: Es que aquí nos encontramos con el flamenco en su salsa. En su contexto. Jerez es Jerez. Y cualquiera dice que no, vamos, que te cascan, je,je,je. En Jerez se besan solos. Fue una experiencia preciosa y emocionante. Tanto como para que no hayamos faltado ni un año. Esta es la cuna, se ven las raíces...

-No hay discusión. Tienen la fecha marcada en el calendario.

-Piluca: Y que lo digas. Lo único que estudiamos es a qué espectáculos nos apuntamos. Algunas veces estamos diez días, otras veces doce...

-¿Qué dicen vuestros maridos?

-Lidia: Están encantaos.

-Piluca: A mi marido le gusta el flamenco, pero si no me lo traigo es por dos razones. Primero, porque a mí a estos jaleos me apetece venir sola. Y segundo, porque yo lo tengo al lao, en la butaca, y cuando a mí me sale un ¿Ole!, o un ¿Viva tu madre!, él empieza a hacerme gestos para que me caye, y no es plan... Pero estas salidas me las permite porque a su manera es muy flamenco. Baila el garrotín que te mueres....

-Están al tanto de que el Festival es cita innegociable.

-Piluca: A mí me conoció bailando. Sabe que soy artista y salerosa. Incluso hice mis espectáculos, hace tiempo. Pero cuando nos casamos me dijo: Ea, a limpiar culos. Y los limpié. Pero en cuanto tuve ocasión, seguí con lo mío... Esto me viene de hondo. Mi abuelo, José Estala Mendiburu, era aficionado a la ópera y cantaba flamenco.

-Lidia: Algo muy gordo tiene que pasar para que no vengamos. Esto es como nuestra particular adicción. Aunque ahora se notan los años, y ya no hacemos vida nocturna, porque antes íbamos a las peñas y tal.

-Piluca: Es que para ver algo bueno, hay que tragarse mucho forraje, mucho lolailo, y eso también cansa...