DIRECTOR. Borja Villel cuando dirigía el MACBA. / LA VOZ
Cultura

Borja Villel aterriza en el Reina Sofía para convertirlo «en el MOMA del siglo XXI»

Cultura lo recibe como el «gran maná» y Molina le promete «libertad» en su gestión

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Claro, directo, seguro de sí y muy convincente. Así se mostró en su aterrizaje el nuevo director del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS), Manuel Borja -Villel (Burriana, Castellón, 1957), al que Cultura recibía como el «gran maná para esta institución», según la expresión del titular del departamento, un César Antonio Molina que le garantizaba «libertad absoluta» en su gestión.

Borja -Villel anticipaba en presencia del ministro, del pleno del Patronato y de su presidenta, Pilar Citoler, las líneas maestras de su actuación al frente de un museo al que llega tras imponerse entre 29 candidaturas en el concurso convocado por Cultura. El nuevo director propone «dar la vuelta como a un guante» a la pinacoteca para colocarlo en la división de honor de los grandes museos de arte contemporáneo del mundo.

No promete milagros Borja -Villel, pero asegura que «en dos o tres años» el Reina será otro y estará en pie de igualdad con la Tate Modern de Londres, el Pompidou de París o el mítico MOMA neoyorquino. Sus armas para lograrlo: la excelencia, las rearticulación de la colección y una nueva identidad para un museo «que ha de ser como una ciudad».

Fue la referencia al MOMA la que más entusiasmo le permitió trasmitir al hasta ahora director del MACBA de Barcelona, que administró en dosis parejas la modestia y el entusiasmo. «No sé si seré el mejor director para este museo, pero este es el mejor museo para cualquier director». Y añadió: «Igual que el MOMA vivió sus momentos de esplendor e hizo historia en los años 40 y 50 del siglo XX, el Reina Sofía puede tomar esa antorcha y convertirse en el MOMA del siglo XXI, capaz de explicar la modernidad, algo factible por medios y escala», aventuró.

Gran expectación

Comparecía Manuel Borja Villel en uno de los anfiteatros de la ampliación de Jean Nouvel del Reina Sofía -«no diré que no me gusta Nouvel» ironizó- que casi se quedó pequeño. La expectación del mundo de la Cultura y los medios era tal, que más parecía la comparecencia de un estrella del cine o del fútbol que la del director de un museo. En la pinacoteca se respiraba ayer un clima de entusiasmo ante la convicción general de que el Reina inaugura una nueva era y deja atrás una época desnortada, conflictiva y plena de dificultades.

«En pocos años veremos una colección que tengo estructurada, que mira al presente y al futuro, pero que tiene sus raíces en el pasado reciente. No podemos entender la modernidad sin esas raíces, sin Baudelaire, Rimbaud o Goya» anticipaba Borja-Villel sobre la reestructuración de la colección estable. En la selección estarán también presentes el cine, la fotografía y el diseño.