MILENIO

Sonajero de plata

EL influyente consejero de Presidencia, Gaspar Zarrías, el consejero más cercano al jefe Chaves, institucionalmente hablando, ha expresado públicamente sus preferencias por los andalucistas si los socialistas necesitaran de una fuerza/dique para impedir una coalición en torno al PP que les privara de seguir gobernando.

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Y casi a la misma hora, pero en otro lugar, el líder Valderas se ofrecía para un pacto de gobierno de progreso (como le gusta añadir al onubense) entre las remansadas aguas de IU y las in-quietas de los cauces socialistas.

O sea, que al PP la diosa fortuna que rige la política le contempla una única y complicada opción de gobierno: mayoría absoluta en el territorio andaluz.

El problema real para los populares es que los sondeos que se vienen practicando avalan lo anterior, por lo que no es extraño que los dos primeros partidos andaluces, y nacionales, estén envueltos en una especie de vorágine de ofertas/promesas económicas para la ciudadanía andaluza.

No es de extrañar, en consecuencia, que mucho antes de que se llegue al día de las votaciones ambas siglas hayan ofertado ya segundas viviendas encuadradas en las VPO.

O un sonajero de plata con ribetes dorados con las iniciales de la criatura para todos los niños de la comunidad que vayan naciendo desde estas fechas hasta la del 9 de marzo. De forma y manera que gracias a esta dura pugna por el voto es la ciudadanía, con independencia del dictamen final de las urnas, la que se beneficiará de rivalidad tan acendrada y permanente.

Aunque como al jefe Chaves le agrada tanto los consensos, y mientras más partes involucradas, mejor, tampoco sería extraño que esos vecinos menores, andalucistas y coaligados, estuvieran cortando la tarta del poder en la noche en el Domingo de Pasión que se avecina.

Porque, y hay que entenderlo, el PP jamás caminará con Diego Valderas y su gente, lo cual -salvo prodigio so-brenatural pero no descartable, en puridad-, el infatigable Arenas y los ilustres que ha logrado convencer para el regreso público tendrán que soportar la dureza extrema que rige los latidos de la oposición en esta tierra.