Cultura

Stallone: «La paz es un accidente»

Sylvester Stallone resucita a su guerrero mítico en 'Johnny Rambo' tras arrasar con la anterior entrega 'Rocky Balboa': «Somos animales, la guerra es algo natural»

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Sylvester Stallone (Nueva York, 1946) ha recuperado la fama volviendo a interpretar a los dos personajes que lo convirtieron en estrella. Primero, resucitó el año pasado a Rocky Balboa, uno de los boxeadores con más gancho de la gran pantalla. Ahora hace lo propio con el ex veterano de Vietnam más conocido del planeta, Rambo, que vuelve más violento e implacable que nunca.

Cuerpo de gimnasio y hormonado, cara bronceada, descomunales y desproporcionados brazos y una simpatía y carisma innatos, Stallone se metió a periodistas y fans en el bolsillo en la multitudinaria rueda de prensa que dio ayer para promocionar John Rambo, la cuarta y última entrega de la saga protagonizada por el personaje que le convirtió en el gran héroe de acción de los 80. El filme se estrena este viernes en España.

El intérprete de estos dos mitos populares de la cultura contemporánea se ha creado una imagen de hombre duro, pero eso es en el cine, porque en la realidad Sly, como es conocido en la intimidad, es un hombre entregado a su familia -citó en varias ocasiones a su mujer y sus dos hijas-, vulnerable, cercano, noblote y muy, muy honesto. «Sí, he hecho una película brutal porque he intentado plasmar la realidad, cómo es una guerra, y la guerra es violencia», declaró el actor, director, guionista y productor de John Rambo, violentísima historia en la que el famosísimo ex boina verde abandona su refugio tailandés, donde se dedica a cazar cobras, para rescatar a unos cooperantes secuestrados por el Ejército birmano, misión que lleva a buen puerto junto con unos mercenarios tras una orgía de sangre.

No le importa que le critiquen «por decir la verdad» y tampoco que le tachen de haber hecho un filme tan violento. A sus 61 años, Stallone habla claro. «Muchas de las películas bélicas que ha hecho Hollywood no son honestas. He contado lo que es una guerra. No hay más que ver las noticias para saber lo que está pasando en Somalia, en Irak, donde en estos momentos están muriendo muchos jóvenes. He querido ser honesto en John Rambo y reflejar la violencia de las guerras. Los otros tres Rambos eran más de Hollywood, estaban más por mis músculos y por la fantasía. Si hubiese hecho concesiones, hubiera hecho más dinero, pero hay que elegir, y yo he optado por retratar el viaje a los infiernos que son los conflictos bélicos».

Niños quemados

No se puede quejar el héroe de Demolition Man, porque John Rambo se ha colocado en el segundo puesto de la lista de los filmes más taquilleros en el fin de semana de su estreno. «La película está funcionando bien porque hay toda una generación que no sabe quién es Rambo, aunque han oído hablar de él. Las grandes producciones son cada vez más suaves, con menos emociones, lo que no hace ningún favor al público. He querido hacer algo duro, difícil, diferente y realista, sin concesiones. El público no va al cine por verme a mí, sino por ver algo distinto, y el último Rambo es como ese animal raro que acaban de cazar y la gente lo quiere ver».

Al cuerpo y rostro de Rambo, que nació en 1972 en la primera novela de David Morrel adaptada en Acorralado y se despidió temporalmente en 1988 en Afganistán, no le gusta la imagen de «máquina de guerra para los republicanos» que se tiene del personaje, por el que Ronald Reagan sentía gran admiración. «Rambo es un soldado, un guerrillero que vive en el extranjero. Es un personaje neutro. Lo que pasa es que Reagan dijo en el 88 que era un luchador de la causa republicana, controversia política con la que no me siento cómodo».

Muy consciente de su imagen «por los personajes físicos que he hecho», Stallone intentó cambiar en Copland, «pero es complicado». «Cuando me jubile, que será pronto, aunque todavía tengo que hacer unas cuantas películas más, dirigiré y me embarcaré en otro tipo de asuntos», Stallone se documentó mucho sobre los ex veteranos de Vietnam y Birmania antes de ponerse.

Contó que se enfadó mucho cuando supo que en Birmania quemaban vivos a los niños. «Llegué a tirar los libros contra la pared. En casa no me hablaban porque sabían que estaba muy enfadado por todo lo que estaba leyendo. Fue entonces cuando supe que tenía que hablar», recordó el actor, que, como Rambo, tuvo alguna que otra frase lapidaria. «Rambo no habla mucho, pero dice que no se puede cambiar lo que ya existe, que somos animales y que la paz es un accidente, mientras que la guerra es algo natural. De hecho, acaba una y empieza otra. Son los mayores los que deciden los conflictos y los jóvenes con los que van a luchar. ¿Puede Dios arreglar esto? La verdad, no lo sé».

Sly no tiene veleidades políticas, a diferencia de su amigo Arnold Schwarzenegger, gobernador de California, que le acompañó la pasada semana en el estreno del filme en Las Vegas. «Arnold es un animal político porque le gusta hablar, sonreír... Ha nacido para ello, mientras que yo prefiero estar con mis hijas y pasear». Stallone apoya al senador republicano John McCain, de quien dijo, con gesto incluido, que era un hombre «con grandes huevos».

Con el Real Madrid

La distribuidora española había previsto presentar John Rambo, que se estrena en España con 350 copias, a lo grande, con un Silvester Stallone en helicóptero aterrizando en el campo del Real Madrid. Al final, la comparecencia se limitó a las fotos de rigor a pie de césped y rueda de prensa en la que este sesentón héroe salió por la puerta grande.

Autógrafos, muchas fotos y alguna que otra lagrimita de un guardia de seguridad del campo que no pudo contener la emoción al ver in situ a su ídolo. Y es que Stallone no le costó nada caer bien al personal, ante el que se mostró tierno, sensible y con gran sentido del humor.