«Lo paso bien estudiando»

Los ciudadanos que tienen por costumbre defraudar a la Hacienda Pública lo van a tener bastante más complicado cuando la chiclanera Milagrosa Agüera Ariza apruebe las oposiciones de subinspectora de la Agencia Tributaria.

Esta chiclanera de 23 años terminó el pasado junio la carrera de Dirección y Administración de Empresas. Su calificación total fue de 3,43 sobre 4. En 18 asignaturas no consiguió matrícula de honor. Sí la obtuvo, por el contrario, en las restantes 30 materias.

Un espectacular resultado que no ha pasado desapercibido ni para la Consejería de Economía y Hacienda ni para la Fundación Andaluza de Estudios Financieros y Tributarios (a través de su convocatoria del I Premio Julio Banacloche), que han premiado a Milagrosa con 1.600 y 3.000 euros, respectivamente, por sus logros académicos. Una buena prueba de que la constancia y el trabajo responsable siempre acaban obteniendo su justa gratificación.

Tanto la Consejería como la Fundación han recompensado el hecho de que esta joven chiclanera concluyera el curso académico 2006-2007 con el mejor expediente académico de todos los licenciados de Andalucía en la titulación de Economía y Administración y Dirección de Empresas. «Es una carrera en la que mucha gente entra sin saber si le gustará. Pero yo me matriculé sabiendo que era lo que quería hacer. Me gusta mucho el tema de la fiscalidad y quiero dedicar mi vida profesional en algo que tenga relación con este tema», indica.

Sin pausa

Milagrosa no para. Su próximo objetivo, sacar la plaza para Hacienda, un misión nada simple. «Hay que estudiar mucho, aunque eso sea algo que se me da bastante bien. Me encanta leer y, aunque suene raro decirlo, lo paso bien estudiando. El Bachillerato lo acabé con un 9,2 de media y la carrera la saqué año a año, nunca dejé una asignatura para septiembre. Ahora, quiero aprobar las oposiciones lo antes posible y el primer examen lo tengo en junio, así que no tengo tiempo que perder y por falta de constancia no va a ser», asegura.

El convencimiento con el que habla no es vano. Es viernes por tarde, y Milagrosa no se despega de sus libros. Está orgullosa de sus logros, pero tampoco le gusta presumir de ellos. Incluso le da cierta vergüenza. «Estoy muy satisfecha con el resultado. No me gusta dar la imagen típica de empollona que sólo piensa en estudiar. No soy así. El truco está en ir siempre a clase y mirarse las materias cada día. En épocas de exámenes me levanto a las 9.30 y estudio hasta las 14.30. La siesta no la perdono, pero luego vuelvo a coger los libros de 18.00 a 21.00. Con lo que más disfruto es conque mis padres estén orgullosos», dice.

Milagrosa ya tiene planes para el dinero obtenido con los premios. Pero tendrán que esperar. Antes, las oposiciones. «Quiero ir a Estados Unidos con mi novio, con el que llevo siete años y que al igual que mis padres me apoya bastante en mis estudios. Seguramente vaya a Nueva York, pero tendrá que ser en verano. Ahora, hay que seguir estudiando», afirma Milagrosa, consciente de que los premios no llegan solos.

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