POR LA BANDA. Mechi intenta controlar un balón ante la presión del lateral granadino Pereira. / ROMÁN RÍOS
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El Portuense agudiza su crisis al empatar ante un Baza con diez

Los rojiblancos caen al puesto de promoción a Tercera División La afición descarga sus iras contra Carlos Orúe y el guardameta Eneko

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Era un partido a vida a muerte contra un rival directo por la permanencia. El Portuense no podía fallar, pero lo hizo. Dejó escapar dos puntos que deberían haber ido a parar a su casillero, y lo hizo ante un Baza que apenas existió durante la primera media hora de partido y que la última la jugó con diez.

El empate relega a los rojiblancos a puestos de promoción a Tercera pero no es esta la única consecuencia negativa de la tarde. Y es que la afición del Cuvillo dijo ayer basta. Cargó contra Carlos Orúe, al que ya se dirigieron los primeros gritos exigiendo su dimisión. Pero el jerezano no fue el principal blanco de sus iras. Este papel quedó reservado para el guardameta Eneko, muy inseguro durante todo el encuentro y al que la grada no perdona que haya desplazado al banco a su ídolo Wilfred.

Los primeros compases del partido no dejaban adivinar sin embargo el ambiente sombrío que debía reinar al final de la tarde. Más bien todo lo contrario. El Portuense arrancó volcado en la portería defendida por el visitante Relaño. Dani Zúñiga ejercía de timonel en el centro del campo mientras que la banda izquierda servía pases de gol a los delanteros por medio de Zurdo y un Álex Cruz que fue de más a menos, pero que dejó patente que es un jugador a seguir en el futuro. Fruto de este dominio empezaron a sucederse las ocasiones para los locales. La primera en el mismo minuto uno, a cargo de Álex Cruz, cuyo disparo colocado desde el borde del área salía ligeramente alto. En la siguiente jugada la grada reclamaba penalti por un empujón a Paulino cuando éste se disponía a rematar a bocajarro un pase de Zurdo. Un carga que si se hubiese producido fuera del área seguramente hubiera sido sancionada por el colegiado Pardo Martínez. Y con las protestas del público aún resonando llegaría el primer tanto portuense. Sergio Narváez bota un falta desde la izquierda y Sambruno se eleva para peinarla y despistar al cancerbero granadino, que sólo puede seguir con la mirada el balón mientras se aloja en el fondo de sus mallas. 1-0 en el marcador y ambiente de fiesta entre una afición que se las prometía muy felices. Y los siguientes compases del choque no hicieron más que confirmar sus impresiones. El Baza estaba noqueado y los de Orúe llegaban una y otra vez a las inmediaciones de Relaño. La ocasión más clara nació de las botas de Sergio Narváez que rompía por el centro y no acertaba a superar al meta rival, cuyo rechace tampoco atinaba a materializar el capitán Manolo Sanlúcar.

Pero cuando lo tenía todo a su favor al Portuense se le apagaron las luces y el Baza supo aprovecharlo. Los granadinos comenzaron a merodear cada vez con mayor asiduidad por la portería de Eneko, quien se mostraba muy indeciso en los balones por alto. Precisamente en una de ellas estuvo a punto de empatar el Baza pero Chico, primero, y el larguero, después, evitaron el tanto del empate.

Llega la decepción

La llegada del descanso llegó como agua de mayo para los de Orúe. La charla del jerezano en el vestuario pareció dar sus frutos en los primeros minutos de la reanudación porque de nuevo Sergio Narváez, solo ante el portero, tuvo la ocasión de subir el 2-0 al marcador, y de nuevo también Sanlúcar fallaba en el rechace. Diez minutos después era Dani Zúñiga el que desaprovechaba una gran oportunidad para estrenarse como rojiblanco pues su disparo desde el interior del área se escapaba por encima del travesaño.

El encuentro se ponía aún más de cara para los gaditanos en el minuto 63 con la expulsión de Rubén Pazo. Ventaja en el marcador y superioridad numérica. Pero el fútbol no es una ciencia exacta. Así, en una jugada aislada de los granadinos Eneko lleva a cabo su enésima salida a destiempo. El balón termina en córner pero las iras del público se encienden contra su guardameta. La grada al completo corea el nombre del suplente Wilfred mientras que el Baza bota el córner y Pereira bate de cabeza a un Eneko que se queda a media salida. Era la gota que comalba el vaso y el Cuvillo estallaba contra su equipo.

Por delante quedaban 20 minutos de juego en los que ya no se movería el marcador. El Racing lo intentó pero con poco corazón y menos cabeza. Y es que los jugadores parecieron pagar sobre el campo las críticas de su afición. Incluso el Baza, ya replegado y esperando para salir a la contra, gozó de dos ocasiones aunque Eneko, esta vez sí, abortó ambas con seguridad. Palacios pudo al menos dejar los puntos en casa en el descuento pero un buen colocado Relaño evitó el tanto.

Los pitidos finales del colegiado dieron pasó a una sonora bronca dirigida a Carlos Orúe y a Eneko principalmente, pero de la que ninguno de los rojiblancos quedó excluido. El Racing falló una vez más en un partido clave, un error que le condena a seguir sufriendo en la que va camino de convertirse en una temporada maldita.