INGRESOS. Los 60 millones que se embolsó Wiedeking, director general de Porsche, abrieron el debate.
Economia

Salarios de dioses

Alemania cuestiona las exorbitantes retribuciones de los ejecutivos de sus empresas y el SPD propone regularlos por medio de una ley

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ALEMANIA, la primera potencia económica de Europa y cuyas empresas causan envidia en el resto del continente, tanto por la calidad de sus productos como por la curva siempre ascendente de sus exportaciones, está sumida en un inédito debate existencial, que amenaza con acabar con la apacible paz social que reina en el país desde hace más de 60 años.

Después de vivir por segundo año consecutivo una vigorosa recuperación económica y un acelerado descenso del paro, el país sospecha ahora que los máximos ejecutivos de las empresas germanas reciben salarios millonarios que no merecen y que llegó la hora de legislar para poner límites a la codicia empresarial.

En vísperas de tres importantes elecciones regionales que tienen lugar el próximo año en los estados federados de Hesse, Hamburgo y Baja Sajonia, el Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) decidió crear una comisión especial para estudiar la posibilidad de poner un límite legal a los sueldos millonarios que reciben los diectivos.

Indemnizaciones

«Cuando los ejecutivos son enviados a casa con indemnizaciones millonarias después de haber fracasado en forma estruendosa, puedo entender muy bien que la gente tenga rabia», dijo el presidente del SPD, Kurt Beck, al revelar que su partido tomaría cartas en el asunto. «Estamos estudiando que posibilidades legales existen para impedir esto».

El debate, que tiene en estado de alerta a la exclusiva familia de los ejecutivos germanos, fue iniciado por el presidente del país, Horst Köhler, quien alertó durante una entrevista reciente con el periódico económico 'Handelsblatt' que las excesivas exigencias salariales de los dirigentes empresariales hacía peligrar la paz social en el país.

«Las personas que ocupan puestos de liderazgo en la economía deben entender que su comportamiento tiene consecuencias en la cohesión de la sociedad», advirtió el mandatario. «En la población existe un comprensible sentimiento de que algo no funciona cuando los ingresos de algunos suben y, en cambio, los de otros se estancan», añadió

La polémica sobre los ingresos de los ejecutivos estalló cuando la empresa Porsche, que fabrica los coches deportivos más famosos del país, comunicó que los seis miembros de su junta directiva se repartirían 112 millones de euros, de los cuales unos 60 millones -10.000 millones de las antiguas pesetas- fueron a parar a los bolsillos de Wendelin Wiedeking, el máximo jefe de la firma.

El debate cobró una dimensión nacional hace tres semanas, cuando la canciller Angela Merkel, en el marco de un congreso de su partido, la CDU, calificó como «obscenas» las millonarias indemnizaciones que recibían los responsables empresariales después de haber fracasado en sus respectivas gestiones.

«Cuando el fracaso de los altos ejecutivos se premia con indemnizaciones de fantasía se socava la confianza en el equilibro social en nuestro país», advirtió Merkel. «La economía social de mercado requiere que haya un consenso en la población, de lo contrario puede haber un estallido social», añadió.

Sueldos

La canciller remató su intervención sobre este asunto con un ejemplo: en la empresa Toyota un ejecutivo gana 20 veces más que sus empleados, una relación que se queda muy corta en Alemania.

Un trabajador de Mercedes Benz gana en promedio unos 50.000 euros al año, mientras que el presidente del grupo, Dieter Zetsche, recibió en 2006 la bonita suma de 7,5 millones.