Opinion

¿Teocracia?

Homenaje

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El pasado día 13 de septiembre la ciudad de Jerez acogió la celebración del I Torneo Internacional de Tenis de Mesa -enfrentando a las selecciones de Andalucía y Madeira- gracias a la iniciativa de la Gerencia Municipal de Deportes y el Club de Tenis de Mesa Jerez. En este evento se enmarcó el homenaje hacia mi persona por la labor que he realizado en pro del Tenis de Mesa en esta ciudad, el cual agradezco con humildad y cariño.

Aquella tarde me llenó de emoción volver a encontrarme con tantos amigos, jugadores y directivos que siendo jóvenes, en el año 1973, consiguieron ser Campeones de España. Aquellos muchachos que empezaron a jugar Tenis de Mesa siendo niños, son hoy hombres y mujeres, padres de familia, reconocidos profesionales de nuestra ciudad que siguen apoyando a este querido deporte olímpico, del que disfruto desde mi niñez. Desde estas líneas quiero recordarlos: Eduardo Salido Lalo, Eduardo Cáliz Edi, Manuel Amador Manolito, Pedro Sañudo, Rafael Navarro Rafa, Francisco Bermejo Curro, José Bermejo, José Mª. Padilla Nani, Juan Mata, Eugenio García, Emilio Palacios, Manuel Rendón, José Mª. González, Sebastián Guerrero, Belén Guerrero (hijos de José María Guerrero -amigo y hermano de sangre-), Lourdes Navarro, Pilar Encinas, Maribel González, Margarita Riera, Mercedes Espinar y Maria Julia Sánchez.

Este evento ha sido posible por la colaboración, dedicación y esfuerzo de la delegada de Deportes, Ainhoa Gil, y los miembros del Club Tenis de Mesa Jerez Juan Antonio Martín, Jesús Martín, José Manuel Martínez, y especialmente Juan Martín Pruaño presidente del Club, por su afecto y entrega. Igualmente, a la Federación Andaluza de Tenis de Mesa, en la persona del presidente Rafael Rivero Arias.

Por último, a mi esposa Pepita y a mis hijos por la compresión y ayuda que me han prestado durante estos años. Como dijo Lao Tse, filósofo chino «El agradecimiento es la memoria del corazón».

Manuel Martínez Campaña. Jerez

Tengo que confesar un cierto rubor y un profundo desasosiego ante el espectáculo protagonizado en Madrid por la pretendida manifestación en defensa de la familia y que fue manipulada por la Conferencia Episcopal, debido a su discurso, en un injusto y sibilino ataque al Gobierno de la nación en lugar tan emblemático como lo es la capital del Estado, y a dos meses de unas elecciones generales.

Como cristiano católico que soy y en uso de mi libertad, he de manifestar mi total y rotundo desacuerdo con muchas de las cosas que allí se dijeron; me produce vergüenza ajena y temor escuchar y reflexionar sobre las palabras de García-Gasco y Rouco Varela. Lo que realmente defenestra las democracias son sin duda alguna las teocracias, por torpes y crueles. La Conferencia Episcopal debería tomar ejemplo del discurso del Papa y reflexionar sobre el pobre predicamento que hoy día tenemos sobre la juventud e incluso sobre nuestros propios hijos, que continuamente nos interpelan escandalizados ante este tipo de declaraciones e insidias.

En un país democrático, los clérigos sólo disponen de un voto, como todo el resto de la ciudadanía, no más, y no deben pretender gobernar desde los púlpitos; sería un gravísimo error.