DESPUNTA. Julio Baptista se ha ganado la titularidad a base de buenos minutos y muchos goles.
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El campeón encuentra su modelo

El Real Madrid, que llega líder destacado al parón invernal, camina con autoridad hacia el título, ahora con una defensa consolidada, Baptista como imprescindible y un mayor poder defensivo

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La Liga ha adquirido color blanco en sólo cuatro meses de competición, por la contundencia del Real Madrid y por el declive del Barça, que ya tiene a siete puntos a un equipo sólido y eficaz que ha encontrado su modelo ideal para revalidar la corona. El honorífico campeonato de invierno no garantiza el título, pero sí sirve para reforzar la moral y evaluar las posibilidades de un líder que pese a su fútbol discreto, aunque con excepciones sobresalientes, como su rendimiento en El Madrigal, en Mestalla y en el Camp Nou, camina con autoridad y paso firme hacia la conquista.

Avalado por un Bernabéu inexpugnable (15 victorias consecutivas), su pegada (37 goles) y ahora también por su nivel defensivo (14 tantos en contra y sólo uno en cuatro partidos, desde que Baptista es titular), el Madrid camina con números de récord. La pasada temporada, con Fabio Capello, los blancos habían encajado los mismos goles antes del parón navideño, pero con Bernd Schuster es más ofensivo y poderoso en el terreno defensivo. No sólo ha marcado 11 dianas más que el pasado año por estas fechas, sino que ahora los rivales, ante el esfuerzo colectivo en la destrucción, no llegan con tanta claridad al área de Casillas, que sigue siendo un seguro de vida.

El Madrid parece estar todavía lejos de la excelencia proclamada por su presidente y del juego atractivo deseado por su técnico, pero dispone de un contraataque temible y ha experimentado también una notable mejoría en defensa, desde donde, al igual que Capello, Schuster pretende construir un equipo invencible. Gran parte de la culpa la tiene una línea de atrás ya indiscutible formada por Sergio Ramos, Pepe, Cannavaro y Heinze (o Marcelo), que ahora actúa más adelantada que antes, y el trabajo de contención de un Diarra que ha encontrado en Baptista a un compañero perfecto.

Baptista, a quien quería traspasar Schuster y está en el once desde el enfrentamiento ante el Racing porque estaba sancionado Guti, se ha convertido en imprescindible y no sólo asusta con su llegada y marca goles. Con su potencia para defender no deja los espacios de Guti o Gago y forma con Diarra un doble pivote de garantías, con Sneijder escorado a la derecha y Robinho con total libertad, tirado a la izquierda para desbordar con su clase y velocidad, aunque le sobre más de una bicicleta. Por delante, Raúl y Van Nistelrooy llevan ocho goles cada uno y ahora también se aplican con mayor sacrificio en la presión arriba y en el trabajo sucio.

Pasar por el Bernabéu

Después de muchas rotaciones -Schuster las justificaba en las lesiones- y numerosos experimentos, con jugadores fuera de sitio e incluso sistemas sin bandas, el técnico alemán ha encontrado la que parece ser la fórmula mágica para dar un tremendo golpe en la Liga con su merecida victoria en el Camp Nou y aspirar también a la 'décima'. Aunque el Madrid se relaja frente a los pequeños, ante los que suele tener suerte y saca a relucir su descomunal pegada, se crece ante los grandes, y no hay que olvidar que ya ha jugado fuera de casa con casi todos sus perseguidores: Barça, Espanyol, Villarreal, Valencia y Sevilla. De los de arriba, a los blancos sólo les queda visitar en la segunda vuelta los campos del Racing y del Atlético. Frente al resto, y salvo las derrotas ante el Espanyol y el Sevilla, ya ha demostrado su poderío.

Aunque el Madrid ha perdido la Liga dos veces de las últimas cinco que se ha proclamado campeón de invierno -frente al Barça en la temporada 91-92 y el Valencia en 01-02-, en esta ocasión sólo hay un rival en la lucha por el título, y sus 13 victorias, dos empates y sólo dos derrotas hacen pensar en que esta Liga también será suya. Porque en esta ocasión, frente a la crisis de un Barcelona que se acerca a un fin de ciclo, perjudicado por el individualismo de sus estrellas, el bajón de Ronaldinho y la lesión de Messi, en este Madrid prima el equipo, la fuerza y sacrificio del colectivo. Esta Liga sólo depende de él.