S O S: «Míchel, te necesitamos»

A día de hoy, Míchel parece indispensable para este equipo. El simple hecho de que Casuco lo meta en el equipo con el punta recién salido de una lesión, es un dato más que significativo, que sirve para dejar al descubierto la importancia que el madrileño tiene y debe tener en el conjunto azulino.

El gigante ariete disputó los noventa minutos a pesar de acabar agotado. De hecho, y a pesar del cansancio, poco a poco se entonó y fue en el tramo final del encuentro cuando gozó y fabricó las ocasiones de mayor peligro. Una vez más se colocó por detrás de Yordi, formando una escalera junto al isleño y a Carlos Calvo, en la que él era el escalón de enlace. Y es que pese a su envergadura, Míchel volvió a demostrar que es un delantero que puede tener recorrido.

Dos fueron sus acercamientos más destacados. El primero de ellos llegó con un fuerte disparo cruzado desde la frontal, que cruzó la línea de fondo muy cerca del palo; y un segundo, con más peligro aún, en el que el madrileño se revolvió en la frontal del área antes de sacar un disparo que no encontró el fondo de la portería castellonense.

No se puede decir que fuera el mejor de los azulinos, ni se le debe salvar de la quema, pero sí que es cierto que dejó tantos argumentos para la esperanza como para que Casuco le dé continuidad en la delantera azulina.

Por detrás del Míchel apareció un Carlos Calvo que estrenaba posición. El rápido centrocampista recorrió tantos kilómetros como cuando juega pegado a la banda. Lo de robar balones no es su fuerte, y no lo puso precisamente el técnico en esa posición para que desempeñara esa tarea. Su función era otra, y si no la llevó a cabo al completo fue por que le faltó mucha precisión en los pases. La verdad es que se esperaba más de un quinteto ofensivo cargado de fuerza, velocidad y mucha calidad, pero que salvo en contando ocasiones logró asociarse. Carlos Calvo tuvo que abandonar el terreno de juego lesionado, tras una durísima entrada sobre su espinilla.