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La Policía antiterrorista investiga ataques contra radares de tráfico en París

Un grupo hasta ahora desconocido que firma con las siglas FNAR ha asumido la autoría de siete atentados con explosivos contra radares automáticos instalados en carreteras del extrarradio de París. Las autoridades, que han encomendado la investigación a la Policía antiterrorista, han recibido una carta en la que los saboteadores exigen una elevada suma de dinero para cesar sus ataques.

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FNAR significa, indistintamente, Frente Nacionalista Armado Revolucionario o Frente Nacional Anti Radares. Esta doble firma parece esconder un móvil político. Sus comunicados arremeten contra el «Estado propietario», reclaman una «reducción de la fiscalidad» y exigen «menos represión», según los fragmentos que han transcendido. El vocabulario hace pensar a los especialistas en un grupúsculo de inspiración anarquista.

Primer atentado

El primer atentado tuvo lugar en primavera. Una carga explosiva desintegró un radar y esparció sus restos en un radio de quince metros. En el último, registrado el martes, los artificieros lograron desactivar la bomba.

Una mezcla casera de pólvora, un sistema de iniciación y una maraña de cables habían sido introducidos en una tarro de cristal descubierto por los servicios de mantenimiento. El cierre al tráfico varias horas durante la intervención policial provocó enormes atascos.

La Subdirección Antiterrorista (SDAT) de la Policía Judicial, la misma unidad que persigue en Francia a ETA, islamistas o la violencia corsa, investiga los hechos por encargo de la Fiscalía de París. Los exámenes técnicos muestran que los artefactos, adosados a la estructura metálica mediante imanes, pueden matar a un automovilista si pasa cerca en el momento de la explosión.

Chantaje

El chantaje del FNAR, formulado en cartas enviadas al Ministerio del Interior con fotos de radares atacados, recuerda el precedente del grupo AZF. Con estas misteriosas siglas se asumió en 2004 la colocación de varias bombas en vías de tren que no llegaron a estallar.

También entonces pedían dinero a cambio de no poner más explosivos. Pero los artefactos de ahora son mucho más rudimentarios, según los especialistas que descartan la venganza airada de un conductor multado o sin puntos.