SUYA. La Mezquita está en la Plaza Ponce de León. / ROCÍO RUZ
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Kanouté, en el nombre de Alá

Creyente islámico, la última acción del delantero ha sido adquirir una mezquita de Sevilla por 510.860 euros para que musulmanes sin recursos no pierdan su sede

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En su país es un dios solidario. Un Alá de los pobres. Frederik Kanouté construye en la localidad de N'gabacoro Droit el «Pueblo de los Niños», un proyecto para alimentar y educar a chavales abandonados, en el que ha invertido cerca de un millón de euros. Un icono popular que ahora ha potenciado entre los musulmanes residentes en España. El delantero del Sevilla ha comprado los locales donde se encuentra la Mezquita de la Plaza Ponce de León, en la capital andaluza, con el fin de evitar su desaparición. Devoto musulmán, estricto con el Ramadán y la disciplina de su religión, Kanouté ha demostrado una vez más que sus rezos no son de boquilla. Ha pagado 510.860 euros para que muchos creyentes de Argelia, Senegal y otros países no se queden sin mezquita.

«Amado», su apellido traducido en lengua Kansongué, se convirtió tardíamente al islamismo. Encontró a Alá a los veinte años. «Busqué la igualdad de los hombres ante Dios y el Islam contesta a todas mis preguntas». Sus ideas las transforma en hechos. La Comunidad Islámica en España no tenía recursos para continuar en esos locales de la capital hispalense y llamó a su puerta en busca de una última oportunidad. Frederik respondió como esperaban. «Si no es por Kanouté, no tendríamos templo».

Líder para sus compañeros

Goleador del Sevilla desde el año 2005, es uno de los muchos futbolistas musulmanes de la Liga española y uno de los pioneros en compaginar Ramadán y competición en nuestro fútbol. Su forma de trabajar para cumplir el ayuno religioso sin descender de rendimiento ha sido la referencia para los otros tres creyentes islámicos incorporados este verano a la entidad: Koné, Keita y Boulahrouz. Los cuatro fueron exigentes en vivir su religión y jugar al más alto nivel.

El endocrino Antonio Escribano y los preparadores físicos Ramón Orellana y Marcos Álvarez planificaron en el Ramadán -septiembre y octubre- una alimentación que aumentó cuantitativamente y basaba su efectividad en un desayuno potente y madrugador que diera fuerzas para afrontar el entrenamiento matutino. «Desayunaron antes de la madrugada y fueron disciplinados».

Igual de estrictos con su confesión han sido Diarra, Touré y Abidal. Diarra, conocido por sus rezos previos a los partidos, soportó críticas en octubre por su presunto bajón de rendimiento al aplicar a rajatabla el Ramadán. Realizó una dieta especial, con horarios similares a los del Sevilla. Touré definió este sentimiento al aterrizar en el Nou Camp: «Soy musulmán, como Abidal, y tratamos de compatibilizar el fútbol con el Islam». Kanouté abrió un camino. También es líder en solidaridad.