MOLESTO. Gates, durante su comparecencia de ayer. / AFP
MUNDO

Estados Unidos regaña a la OTAN por el fracaso afgano y el resurgimiento de la violencia

El jefe del Pentágono exige a Europa tres batallones de infantería, 20 helicópteros y 3.500 entrenadores militares

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Habitualmente comedido, el secretario de Defensa norteamericano, Robert Gates, sorprendió el martes cuando se lanzó contra la yugular de los países europeos asociados en la OTAN, a los que culpa del resurgimiento de la violencia en Afganistán, pese a que la organización aporta casi tantos hombres como Estados Unidos. De las 28.000 tropas extranjeras destacadas en el país asiático, la mayoría pertenecen a la Alianza. Washington tiene desplegadas 26.000.

«A estas alturas no pienso dejar que se nos escape la OTAN del anzuelo en Afganistán», dijo airado ante el Comité de Servicios Armados de la Cámara de Representantes. Su declaración ocurría la víspera de que partiese hacia Escocia, donde se reunirá con los ministros de Defensa de los países que tienen tropas en el sur de Afganistán, incluyendo España. Lo previsible es que su testimonio en el Congreso fuera un adelanto de lo que piensa decirles.

Gates dice sentir «frustración» porque los europeos «no arriman el hombro» como debieran, y tiene para ellos peticiones muy concretas: tres batallones de infantería, 20 helicópteros y 3.500 entrenadores militares. Es este último punto uno de los que más hicieron bufar al jefe del Pentágono durante su comparecencia.

«Los esfuerzos europeos en el entrenamiento de los agentes afganos han sido, por ser diplomático, decepcionantes como mínimo», enfatizó. Para compensar una Policía que tilda de «corrupta y analfabeta» ha tenido que aumentar la previsión de militares afganos de 70.000 a 80.000 hombres, lo que ha generado una mayor necesidad de preparadores. El problema es que las fuerzas estadounidenses están al límite debido a los combates en Irak, que son los que verdaderamente concentran la atención del presidente, George W. Bush. Del devenir en ese país depende su legado histórico, a un año de terminar su mandato en la Casa Blanca.

Tácticas iraquíes

«En Afganistán hacemos lo que podemos. En Irak hacemos lo que tenemos que hacer», declaró ante el mismo comité el almirante Michael Mullen, jefe del Estado Mayor. «Hay un límite de lo que podemos aplicar en Afganistán».

Y mientras en el país del golfo Pérsico las estadísticas parecen darle cierto alivio, en el reino de los talibanes que albergase a Osama bin Laden los extremistas recuperan el control de forma sangrienta. Mullen cifró ese resurgir en un 27% más de ataques en todo el país, que aumenta hasta el 60% en la provincia de Helmand, actual bastión de los rebeldes. Con ello se han multiplicado los atentados suicidas, las bombas en la carretera y otras tácticas ya vistas en Irak.

«Lo que vemos crecer es una insurgencia clásica, que requiere una estrategia de contrainsurgencia bien coordinada y totalmente apoyada con mejoras de seguridad», diagnosticó Mullen. Pero la fuerza internacional de la OTAN «está plagada de déficits y obligada a una serie de advertencias y aplazamientos que limitan su capacidad». Se libran Canadá, Australia y Gran Bretaña, para los que se deshizo en halagos.