RIVALES. La cabeza de Hillary Clinton aparece por detrás de Barack Obama, su contrincante en el Partido Demócrata en la carrera hacia la Casa Blanca. / REUTERS
MUNDO

Bush se aferra a la amenaza nuclear iraní para intentar paliar el fracaso de su política exterior

El presidente dice que Teherán debe «ser claro» sobre sus objetivos atómicos y aboga por empujar «activamente» para ampliar las sanciones La campaña de Hillary se complica por su respaldo al líder republicano

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Pese a la insistencia por parte de la Casa Blanca de que nada ha cambiado con respecto al peligro que representa Irán, el desconcertante informe elaborado por las dieciséis agencias que forman los servicios de inteligencia de Estados Unidos y su conclusión de que Teherán abandonó en el 2003 su intento de obtener armas nucleares fuerza una rápida y significativa realineación de políticas, tanto domésticas como internacionales. Con un impacto que abarca desde la campaña presidencial estadounidense hasta el frente abierto en el seno de Naciones Unidas.

Dentro del declarado objetivo de no ceder en su presión sobre el régimen de Teherán, el presidente de Estados Unidos volvió ayer a salir a la palestra durante un viaje electoral a Nebraska para exigir transparencia al régimen integrista de Teherán. Según Bush, Irán debe «ser claro» sobre los objetivos de sus actividades nucleares o enfrentarse a un mayor aislamiento por parte de la comunidad internacional. Con la obligación de empezar por divulgar detalles sobre su abandonado programa para desarrollar armas nucleares.

Este tono ilustra la preocupación existente en la Casa Blanca por los efectos del nuevo informe de sus servicios de espionaje. El estudio, forzado por el Congreso de Estados Unidos y conocido por sus siglas en inglés NIE (National Intelligence Estimate), considera que Irán interrumpió hace cuatro años sus esfuerzos clandestinos para hacerse con armas nucleares y que por lo menos necesitará esperar hasta 2010 para reunir todo el uranio enriquecido necesario para construir una carga no convencional.

La nueva edición del NIE supone un giro copernicano con respecto al mismo análisis publicado en 2005, que presenta a un Irán «empeñado en desarrollar armas atómicas». La Administración Bush no ha querido aclarar el origen de este cambio de diagnóstico. Según indicios periodísticos, las nuevas conclusiones estarían basadas en comunicaciones interceptadas y testimonios ofrecidos por individuos con acceso al programa nuclear de Irán.

A pesar de todo, el Gobierno estadounidense volvió ayer a descartar la posibilidad de entablar negociaciones directas e incondicionales con la República Islámica. La Casa Blanca insiste en que Teherán debe primero congelar su programa de enriquecimiento de uranio supuestamente con fines civiles. Sin dudar en calificar como «absolutamente absurdo» cualquier argumento de vindicación para el Gobierno persa.