INSTALACIONES. En el centro de trabajo se respira ganas e ilusión de avanzar
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Los sastres de la tecnología

Quinta de Ingeniería, especializada en dar respuestas a cualquier problema electrónico, ha ganado el Premio Joven Empresarios de Cádiz 2007

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Quinta de Ingeniería nació en 2003 con un objetivo claro: poder llevar sus soluciones tecnológicas tanto a la casa del al lado como al otro lado del mundo. Carlos Páez, responsable del área eléctrica; José Antonio Ruiz, al frente de la economía, y Miguel Gil, jefe del departamento de mecánica, unieron sus fuerzas e ideas para poner en marcha esta empresa, que ha recibido el Premio Joven Empresario de Cádiz 2007 y que ahora opta a este mismo galardón a nivel regional. Y desde luego que méritos no le falta para recibir éste y otros muchos reconocimientos oficiales.

La empresa se dedica al desarrollo de automatizaciones de sistemas tales como plantas de proceso, máquinas especiales y células robotizadas y lleva a cabo mecanizados de precisión para la industria. Además, entre las aplicaciones a medida que realiza, su empresa produce máquinas automáticas, controles de temperatura y presión, control de llenado de depósitos, clasificadoras... «Un sin fin de respuestas a la medida del cliente; es como cuando alguien va al sastre a que le haga un traje», bromeaban. Además, esta joven empresa realiza importantes trabajos destinados a la obtención de energías renovables.

El éxito está en no cerrar la cartera de clientes y es que, según explican los socios de esta iniciativa, el problema que han sufrido muchas empresas en la provincia gaditana es que «sólo han apostado por un cliente y por un sector de mercado», error en el que Quinta de Ingeniería no ha caído, algo que revierte positivamente en sus beneficios y volumen de mercado. Así, entre su cartera de clientes se encuentran empresas de la más diversa índole y situación geográfica y para todas buscan soluciones concretas.

Y estas ganas de avanzar y hacerse un hueco en el mercado se respira en cada metro de las instalaciones que ocupan en el polígono de El Palmar. Casi 40 trabajadores forman parte de la plantilla, con una media de edad de 28 años, siendo el 40% ingenieros técnicos. Algo también a su favor es la inversión en formación que realizan. Los jóvenes trabajadores asisten constantemente a cursos para adaptarse a las evoluciones del mercado y a las maquinarias.

Pero la juventud de este grupo en ningún modo supone un impedimento, sino todo lo contrario. Todos los empleados ofrecen sus ganas e ilusión para seguir avanzando y no temen los retos. De hecho, en estos momentos están trabajando en la construcción de una célula robotizada para una empresa de China. El objetivo: reducir costes y aumentar la productividad.

En las naves en las que trabajan se respira «buen ambiente y compañerismo», dos de los ingredientes básicos para hacerse un hueco en el mercado.