LA MINISTRA. Durante una de las réplicas. / EMILIO NARANJO
ESPAÑA

Álvarez anima a la oposición a desahogarse contra ella porque «seguiré haciendo cosas»

El PP la llama «chula, soberbia, tramposa, incompetente y nefasta» Esquerra dice que el caos se adueña de las infraestructuras en Cataluña

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La ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, aconsejó esta tarde a sus críticos que se «desahoguen» y sigan haciéndole preguntas en el Congreso porque, según aseguró, piensa seguir en su puesto «haciendo cosas» y a los demás les quedará «aguantarse».

Al día siguiente de que el PSOE evitara la reprobación de su ministra por sólo tres votos, Álvarez se enfrentaba ayer tarde a una batería de cuatro preguntas del PP y una de ERC en el Pleno del Congreso. El debate derivó en un agrio cruce de acusaciones entre la oposición y la ministra, a la que se tachó de «chula, soberbia, nefasta, incompetente y tramposa», entre otros adjetivos, para acabar pidiendo que «se vaya y se haga olvidar».

Abrió fuego el secretario general del Grupo Popular, Jorge Fernández Díaz, quien aseguró que la oposición pidió ayer el cese de la ministra por su «prepotencia e ineficacia» y que se salvó de la censura «gracias al voto de dos tránsfugas», en alusión al líder de Nueva Canarias, Román Rodríguez, y al ex diputado del PP Joaquín Calomarde.

Fernández Díaz recordó la última encuesta del CIS para destacar que Magdalena Álvarez es la ministra peor valorada y pidió su salida del Gobierno «por dignidad política» y para «hacer un favor a la democracia y al presidente del Gobierno».

Magdalena Álvarez replicó que su valoración en el CIS es similar a la de Mariano Rajoy, presidente del PP, y comentó que los populares llevan queriendo que se vaya desde 1989, siendo consejera en Andalucía. «Pero lo siento -agregó--, porque voy a seguir haciendo cosas y ustedes aguantando lo que hago».

Pegada al cargo

Dolors Nadal, diputada por Barcelona, fue más allá al asegurar que la «chulería de la ministra es deplorable e impropia» del Parlamento y que debería «sentir una infinita vergüenza» por haber evitado su reprobación con el voto de «dos tránsfugas». Tras acusarla de estar «pegada al cargo», enfatizó: «Váyase a su casa y deje de insultar a la inteligencia de los catalanes. Váyase a su casa y deje de reírse de la paciencia y el civismo de los catalanes. Váyase a su casa y hágase olvidar».

Álvarez dijo ver «muy nerviosos» a los diputados del PP y les aconsejó «calmarse», «no decir tantas tonterías» y tomarse las cosas con más «serenidad». «Quedan más plenos -señaló-. Me pueden hacer doce preguntas más, desahóguense, y me pueden seguir insultando, como hacen entre las preguntas». Eso sí, señaló que también tiene respaldos, tanto del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, a quien considera «un ejemplo» de respeto a los ciudadanos, como de personas anónimas que le escriben cartas de apoyo.

Tras lidiar con el PP, a la ministra le tocó enfrentarse al portavoz de Esquerra, Joan Tardà, quien afirmó que «el caos se ha adueñado de las infraestructuras» de Cataluña y que sus ciudadanos «sufren un calvario».