ABRAZO. Moratinos saluda a su homólogo de Ghana, Akwasi Osei-Adjei, ayer. / J. GUILLÉN. EFE
ESPAÑA

Rabat tiende la mano a España para cerrar la crisis por la visita real a Ceuta y Melilla

Marruecos insiste en debatir el futuro de las dos ciudades y no aclara cuándo volverá el embajador a Madrid

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Menos de dos semanas ha durado la crisis entre España y el vecino Marruecos, cuyo gobierno llamó a consultas el pasado 2 de noviembre a su embajador en Ma-drid en protesta por la visita la semana pasada de los Reyes Juan Carlos y Sofía a Ceuta y Melilla. El deshielo llegó este jueves a través del ministro marroquí de comunicación, Jalid Naciri, quien invitó a los «amigos españoles» a ofrecerles «la mano» para superar un conflicto que perjudica a ambos países. Rabat insistió, no obstante, en reclamar las dos ciudades autónomas.

«Hemos pasado una crisis durante las últimas semanas, y esperamos que nuestros amigos españoles pongan su mano en la nuestra para superar esta crisis en las mejores condiciones», señaló Naciri tras una reunión del ejecutivo marroquí. El ministerio español de Exteriores, que en todo este tiempo ha mantenido que la relación con el vecino del sur es «buena» y «fluida», prefirió no hacer ningún comentario hasta conocer el alcance real de estas declaraciones.

Naciri evitó desvelar la fecha decidida por Rabat para el regreso a Madrid de su embajador, Omar Azziman, llamado a consultas por tiempo indefinido por Mohamed VI tras confirmar la Casa Real española el viaje de los Reyes. Su vuelta, dijo, «se efectuará según las modalidades que han precedido a la decisión en función de la renovación, que deseamos rápida, de nuestras relaciones bilaterales».

Un gesto amistoso

Marruecos espera ahora un gesto amistoso para cerrar un desencuentro que tuvo su momento más tenso el día 6, cuando Mohamed VI tachó de «lamentable» la presencia de don Juan Carlos en Ceuta y Melilla.

El ministro marroquí definió como «a priori bueno» el estado de las relaciones y afirmó que «espero que nuestros amigos españoles celebren, por encima de las contingencias coyunturales, la necesidad de poner por delante la preservación de esta amistad, esta cooperación, que es fundamental para la región mediterránea».

Pese a la declaración de buenas intenciones, Naciri insistió en reclamar Ceuta y Melilla, ciudades que Marruecos considera ocupadas por España. «Igualmente, esto supone que nuestros amigos españoles tengan en consideración nuestros sentimientos, nuestra sensibilidad y nuestras reivindicaciones, que no tienen como objetivo crear dificultades sino que tienen como objeto preservar nuestras relaciones». «Nuestros amigos españoles saben que insistimos mucho, enormemente, sobre la necesidad de discutir seriamente el futuro de Ceuta y Melilla», recalcó.

Horas antes de que Rabat tendiese su mano, el ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, expresó en Madrid su voluntad de que el embajador Azziman regrese «cuanto antes» porque «los embajadores tienen que estar en su puesto».

El jefe de la diplomacia señaló que con Marruecos «hay que llevarse lo mejor posible» porque «nuestro futuro y presente están vinculados».

Los dos países, explicó, comparten intereses económicos, de seguridad, humanos -por los muchos marroquíes que viven en España- y culturales, por lo que Moratinos está «seguro de que lograremos mantener e incluso aumentar lo que es una amistad muy profunda».

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, dijo en la cadena de televisión La Sexta que con Marruecos «hay, ha habido, una relación muy positiva» y explicó que «ahora hemos tenido un episodio que ha tenido alguna dificultad, pero la relación va a seguir bien».

El jefe del Ejecutivo abogó por «hacer todo lo posible» para facilitar el desarrollo económico y la modernización de Marruecos, también en el ámbito de las «libertades», que es «la aspiración fundamental que tiene una buena parte de sus ciudadanos».