ANÁLISIS

Una selección rara

Suecia es una selección rara. Durante años, ha estado dividida en dos bandos: estaban los que apoyaban a Olof Mellberg, el capitán, y luego se encontraban los que animaban a Fredrik Ljunberg, el sex simbol del país escandinavo. Luego vivió una revolución interna, cuando Mellberg, Zlatan Ibrahimovic y Christian Wilhelmsson se fueron a un club de Gotemburgo y fueron expulsados de la concentración. Pero el equipo ha vivido un catarsis. Ha enterrado todos los problemas para intentar lograr la clasificación y vapulear a España en casa. Y lo harán con dos armas que manejan de maravilla: Ibrahimovic y la segunda línea.

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El ariete de origen bosnio está en un momento dulce. Está líder con el Inter y en la Liga de Campeones, donde logró un doblete en el último duelo contra el CSKA de Moscú. Ahora intentará prolongar su racha en el Bernabéu junto a Markus Allbäck. Por detrás de los dos puntas, está la segunda virtud de este equipo. Un centro del campo que sube y baja sin desmayo durante todo el encuentro. La medular es para Kim Källström (Olympique de Lyón), si supera sus problemas físicos, y Anders Svensson (Efsborg). Completan el centro del campo Ljunberg y Wilhemsson (Bolton), que juegan con más libertad por las bandas.

En cuanto a la defensa, el seleccionador sueco, Lars Lagerbäck, confía en el mismo bloque. Hansson (Heerenveen), Edman (Stade Rennais), Mellberg y Matías Concha, de ascendencia chilena. Por último, la portería es para otro miembro de la vieja guardia. Isaksson se ha recuperado de su lesión y ha vuelto a la portería del City, en detrimento del hijo de Schmeichel, Kasper, cedido al Cardiff.