CHILE. Don Juan Carlos abandona el plenario de la Cumbre Iberoamericana tras abroncar a Chávez y ante las críticas del presidente de Nicaragua. / AP
ESPAÑA

El enfrentamiento del Rey con Chávez origina una nueva bronca política entre PSOE y PP

Los populares exigen que España llame a consultas a su embajador en Caracas por los «insultos» al Monarca, pero el Gobierno rechaza una respuesta tan drástica Los socialistas recuerdan que Aznar se reunió 14 veces con el líder venezolano cuando era presidente

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El enfrentamiento del pasado sábado entre el Rey y el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, se ha convertido en un nuevo motivo de bronca para socialistas y populares. El incidente y las posteriores declaraciones del mandatario latinoamericano sobre Don Juan Carlos llevó ayer al PP a reclamar a José Luis Rodríguez Zapatero una respuesta contundente frente al líder venezolano. El principal partido de la oposición alegó que la actitud de Chávez y sus declaraciones sobre José María Aznar y el Monarca exigen que el Gobierno llame a consultas a su embajador en Caracas, un gesto diplomático previo a la adopción de represalias diplomáticas más severas. El Ejecutivo, por su parte, sostiene que no hay razón para llegar tan lejos y aboga por rebajar la tensión a fin de que los intereses españoles en el país caribeño no se vean perjudicadas.

Mientras, los socialistas acusan a los populares de utilizar el incidente de forma partidista y subrayan que Rodríguez Zapatero no ha sido más amigo de Chávez de lo que en su día fue el propio Aznar, que celebró con él 14 encuentros y en uno de ellos llegó a decir que «España no puede dar lecciones de democracia a nadie».

Ni siquiera el empeño del presidente venezolano en implicar a don Juan Carlos en el golpe de Estado del que fue objeto en 2002 cambiará la posición gubernamental. Dos días después del encontronazo en la Cumbre Iberoamericana de Chile, Chávez insistió en sembrar dudas sobre un posible apoyo del Monarca a los golpistas. Pero el Gobierno cree que «no hay motivo» para tomar medidas drásticas y achaca la espiral de declaraciones del dirigente bolivariano a sus problemas internos más que a un verdadero deseo de sembrar discordia.

Dificultades internas

El titular del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, apuntó en esa dirección en una rueda de prensa en la sede su departamento. A su juicio, son las dificultades por las que atraviesa Chávez, con una oposición a su régimen cada día más sólida, lo que le lleva a seguir adelante con «ese juego». El ministro insistió en que España desea mantener con Venezuela una relación de amistad, pero advirtió de que para lograrlo hace falta respeto hacia el jefe del Estado, hacia el jefe del Ejecutivo y hacia los ex presidentes del Gobierno.

En todo caso, el Ejecutivo defiende que hay que actuar con discreción, con la «diplomacia callada que tan bien nos funcionó para resolver el conflicto del Chad», subrayan fuentes de La Moncloa. En este afán de no hacer ruido, el ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, suspendió su participación en un acto previsto en un hotel madrileño a media tarde y al que acudió toda la prensa. La secretaria de Estado para Iberoamérica, Trinidad Jiménez, sí recorrió varios medios de comunicación en los que pidió un «margen de tiempo» para reconducir la situación y llamó al PP a hacer un «ejercicio de contención y responsabilidad».

El comité de dirección del PP defiende que los «insultos» al jefe del Estado español «han sobrepasado los límites de lo tolerable y exigen una respuesta firme». El partido opositor reclamará además la presencia en el Parlamento de Moratinos para que informe de los acontecimientos que rodearon la cumbre iberoamericana celebrada este fin de semana en Santiago de Chile.

El PP cree que el ministro «tiene que explicar muchas cosas» sobre la política exterior del Gobierno que, según el secretario general de la formación, Ángel Acebes, incurrió en «el compadreo» con quienes «insultan al Rey» y convirtieron la cumbre «en un circo antiespañol». Hoy, Moratinos comparecerá ante la Comisión de Asuntos Iberoamericanos del Senado para informar del desarrollo de la cumbre, una cita prevista antes de la reunión de Santiago de Chile.

El número dos del PP explicó que su grupo parlamentario reclama que el debate se celebre en el pleno del Congreso, aunque lo más probable es que la comparecencia del ministro tenga lugar en comisión. Los socialistas no se oponen, en principio, a la comparecencia, pero acusan a los populares de utilizar el incidente de forma partidista y subrayan que Zapatero no ha sido más amigo de Chávez de lo que en su día fue el propio Aznar, que celebró con él catorce encuentros y en uno de ellos llegó a decir que «España no puede dar lecciones de democracia a nadie».

El portavoz socialista en el Congreso, Diego López Garrido, llamó además la atención sobre el hecho de que el ex presidente del Gobierno llamara por primera vez en toda la legislatura a Rodríguez Zapatero para agradecerle su actuación en la cumbre, mientras Rajoy y otros dirigentes del PP reclaman «cosas disparatadas». Acebes defendió que ambos comportamientos son compatibles.