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Fair Play

Hace unos años se instauró el término Fair Play, que significa algo así como Juego Limpio. A partir de este momento se puso de moda de una manera increíble. Es más ya hay secciones en los periódicos con ese nombre, programas de radio y hasta el Cádiz hace la pretemporada en un hotel de Benalup que lleva ese nombre.

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El experimento fallido de Oli en el banquillo amarillo sirvió al menos para desterrar un término que me parece de lo más absurdo. El ejemplo más claro lo vemos cada vez que se lanza el balón fuera para atender a un contrario lesionado. Inmediatamente el rival manda el balón a tu corner por lo que de Fair Play tu ru ru. Así que el asturiano, Mendilibar y otros más pusieron el grito en el cielo para darle toda la potestad al árbitro.

El pasado sábado, el Cádiz no mandó el balón a la banda ni una sola vez tuviese la pelota en su poder o no. Pero ganó, que eso es lo que al fin y al cabo interesa. Pocas horas más tarde, a un chaval de Lora del Río lo mandaba para el hospital un jugador del Real Madrid sin que el árbitro catalán viera nada. Sin embargo, en el campo venció el que más trabajó, el que luchó por sacar las castañas del fuego, los de siempre, los de verdad, los que no se amparan en la hipocresía del Fair Play.

En toda la semana se ha hablado de la acción de acoso violento de Diarrá. Debe ser que a la prensa mafional no le interesa y que a los comités tampoco ya que ni siquiera han contemplado una sanción para el que emplea malas artes. Lo mismo la semana que viene es un jugador merengue el agredido y entonces a los que manda les tocará reunión de Fair Play.

Por desgracia, la mentira de siempre. Por eso me río de todo esto aún a riesgo de enfadar a los defensores del Fair Play. Eso sí, el sábado yo era el tío más feliz del mundo.