DIVERSIÓN. Un chico y una chica hacen juegos con las manos en una noche de fiesta.
CÁDIZ

Los estudiantes beben, los vecinos tiemblan

Con el inicio de curso se repiten las famosas fiestas universitarias en pisos de estudiantes que tanto molesta a las personas que residen en el mismo edificio

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Antes de la entrada en vigor de la ley antibotellón, los gaditanos adictos a la mala costumbre de descansar por las noches temblaban ante la perspectiva de que su barrio, su calle o su plaza se convirtiera en zona de peregrinación para los jóvenes aficionados al botellón. Mientras gran parte de la capital gaditana dormía, algunos se veían obligados a mirar al techo, con los ojos bien abiertos, mientras se acordaban de gran parte de la familia de los jóvenes que mezclaban sus bebidas espirituosas con diferentes refrescos, y sus voces con la potente música de algunos coches, cedidos desinteresadamente para proporcionar ambiente a la fiesta que se celebraba bajo sus ventanas.

Ahora ese temor está pasando a formar parte del olvido para ser sustituido por otro aún más difícil de combatir: que te toque un piso de estudiantes debajo, arriba, a la izquierda o a la derecha de tu hogar. Con el inicio de curso llegan las fiestas universitarias en sus residencias provisionales. En la calle suele hacer frío. El botellón está limitado a una zona lejana y en numerosas ocasiones desapacible. Las copas en los bares son caras. Así que quedar con los amigos y beber en casa es una opción que gana puntos de forma tan rápida que en unos pocos minutos gana por goleada a cualquier otra alternativa. La decisión está tomada y los vecinos comienzan a temblar.

Tanto es así que incluso el Ayuntamiento gaditano ha procedido a aconsejar a los responsables de las estancias de estos estudiantes en la ciudad «a que informen a los jóvenes cuando llegan de las normas existentes aquí, de la necesidad de no molestar a la ciudadanía cuando uno se divierte, y que el derecho al descanso de los demás se prioriza frente a divertirse».

De este modo, el Consistorio y la Universidad de Cádiz (UCA) ya han puesto en marcha medidas informativas para que disminuyan este tipo de problemas. Especialmente delicada es la situación de los estudiantes erasmus. Cádiz espera recibir este año más de 600 estudiantes procedentes de casi todos los países que componen Europa. De ellos, un total de 424 ya están aquí. Felices de disfrutar de una ciudad soleada, agradable y con unas playas magníficas. Son gente, en general, extremadamente amable y deseosa de caer bien, de integrarse con la ciudad y los gaditanos. Pero también tienen mucho tiempo libre, muchas ganas de divertirse y la edad propicia para ello. Por eso, los responsables del programa Erasmus y organizaciones de ayuda a estos jóvenes como la Erasmus Student Network insisten mucho en la importancia de respetar el sueño de los demás, sobre todo, porque son los estudiantes extranjeros los que suelen hacer fiestas en los días laborales. De hecho, son numerosos los bares y discotecas de la capital que atraen a este tipo de clientela los miércoles y jueves con diferentes ofertas.

Este esfuerzo municipal por minimizar los efectos de las fiestas estudiantiles no evitó que al final del pasado curso la Policía Local tuviera que intervenir en una decena de ocasiones para disolver fiestas en pisos de estudiantes. Ahora, con la vuelta a las aulas, las llamadas a la Policía quejándose de este tipo de eventos vuelven a producirse. «Afortunadamente, estas situaciones son cada vez más escasas, aunque cuando empieza el curso universitario se dan casos, son cada vez más puntuales. Es notable el alto grado de colaboración de los jóvenes, ya que al primer aviso disuelven la fiesta», explica el teniente de alcalde y concejal de Seguridad Ciudadana de Ayuntamiento gaditano, Evelio Ingunza.

Una colaboración que sirve para evitar casos como el ocurrido hace unos años cuando la Policía tuvo que desalojar un edificio entero donde más de 500 jóvenes celebraban una fiesta. «El desalojo ya no fue sólo por el escándalo sino por motivos de seguridad», recuerdan.

restevez@lavozdigital.es