ESPAÑA

Carne 'thiba', carne buena

La Guardia Civil seguía de cerca las actividades de Ayachine, que iban más allá de las ventas en su local

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

EN a penas 70 metros cuadrados, con un escaparate con los cristales sucios, Abdelkader Ayachine, el principal detenido por la Guardia Civil acusado de ser el líder de una cédula de reclutamiento 'yihadista', ejercía desde hace más de cinco años su actividad como un modesto carnicero.

El local está situado muy cerca del edificio de la delegación de Hacienda en Burgos y a escasos metros de la Jefatura de Tráfico. Había pertenecido antes a la familia Castrillo, que optó por traspasar el local, en un barrio en el que cada vez más hay negocios de inmigrantes ecuatorianos, colombianos o marroquíes.

«Todo el mundo le conocía, tanto a él como a sus dos hijas, que iban casi siempre con el pañuelo en la cabeza. Él ejercía su negocio para los suyos y nada más. ¿Comprar carne allí nosotros? Para nada», decía sorprendido uno de los vecinos.

Pese a que el rótulo del exterior recogía en árabe 'carnicería musulmana thiba', cuya traducción es 'carne buena', los clientes que entraban asiduamente al local eran en su mayoría marroquíes y argelinos. Bolsas de hinojo o anís, o paquetes de legumbres y bebidas de marcas árabes podían verse ayer en las estanterías de la tienda.

Pero la actividad de Abdelkader no se limitaba sólo a eso. Un comerciante reconoce que el argelino se había interesado en los últimos meses por el mundo de la informática y compraba «de vez en cuanto discos» y se interesaba por las novedades de Internet.

Su vida social nada tenía que ver con la privada. «Nosotros hemos llegado a escuchar cómo la mujer se quejaba porque le pegaba. De hecho, la policía vino en varias ocasiones al piso», comentaba un jubilado que prefiere guardar su anonimato. «Cuando ella, que es española, entraba en el ascensor para subir a su casa, si iba a entrar un hombre no subía y se quedaba en el portal a esperar a que el elevador se quedara vacío», recordaba.

Cambio de aspecto

Ayachine, además de vender cordero, utilizaba la carnicería para recaudar el 'zacat', la limosna que según los preceptos del Islam todo buen musulmán debe donar a los pobres. Sin embargo, Ayachine derivaba esos fondos a presos en Marruecoss que habían sido condenados por los atentados de Casablanca en 2003, en los que 12 terroristas suicidas se lanzaron contra cinco objetivos de la ciudad, entre ellos la Casa de España.

El considerado líder de la célula desarticulada ayer se ha radicalizado durante los muchos años que lleva residiendo en España, según han constatado los investigadores. La Guardia Civil maneja fotografías de Ayachine vestido al estilo occidental, con traje y gafas, y otras más recientes en las que cubre su cabeza y ha dejado crecer mucho su barba.

El precio que pagaban por residir en el octavo piso superaba los 600 euros mensuales, un precio bueno para un edificio construido en 1971 y sin reformas interiores. A ellos se sumaban los gastos de comunidad que el argelino había comprometido con el dueño.