CÁDIZ

La semana de las agresiones

Podríamos decir que nos encontramos en la semana internacional de las agresiones. Últimamente la gente está muy crispada y ve en los gestos y ademanes de los demás provocaciones sin fundamento. A estas alturas, todo el mundo habrá visto el vídeo del muchacho, de 21 años, que entra en el metro, cruza su mirada con la de una joven de procedencia distinta a la suya, pero con ojos, pelo, dientes, boca, cabeza, tronco, y extremidades igual que él, y la emprende a golpes con ella sin mediar palabra, más allá de los típicos insultos de los ignorantes de turno.

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Pero lo que es probable que no viese todo el mundo, más allá de los quince o veinte individuos que estaban la noche del sábado en el bar en cuestión, -frente a la plaza Ingeniero de la Cierva- fue cómo un hombre cuya profesión es la de evitar altercados en el local, la emprendió a empujones, tirones de pelo y hasta tortazos en la cara con un señor que peinaba canas, y no canas prematuras sino canas de entrado en años, cuyo delito fue beber mucho, quedarse dormido en la barra y entre sueño y sueño decirle cosas incongruentes y sin ninguna maldad a un grupo de chicas que en ningún momento se sintieron ofendidas ni agredidas. Nadie, ni siquiera los responsables del local entendieron muy bien la reacción del hombre de seguridad, pero lo que está claro es que no se debió a la tensión que padece en su entorno laboral: rodeado de música, con poca gente y un buen ambiente. Tampoco porque se sintiese agredido por el hombre víctima de su reacción, que hasta lloriqueaba aturdido por los empujones y el alcohol ingerido. Yo cuando pasan estas cosas sólo puedo ponerme en el lugar del agredido y pensar qué haría en esos casos. Se me ocurren un par de cosas...