SIMULACRO. Recreación de los efectos de un ataque terrorista.
Rota

Visita de sangre azul marino

El Príncipe Felipe subió ayer a bordo de la fragata 'Álvaro de Bazán' para asistir al simulacro de distintas clases de ataques terroristas

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El Príncipe de Asturias, Felipe de Borbón, visitó ayer la Base Naval de Rota para presidir la última rutina de adiestramiento de la fragata Álvaro de Bazán, uno de los buques más modernos de la Armada española. Poco antes de las 10.00 horas, Su Alteza Real fue recibido en el muelle del recinto militar por el Almirante Jefe del Estado Mayor de la Armada, Sebastián Zaragoza. Tras una rápido saludo a la tripulación, Don Felipe subió a bordo de la nave para ocupar su sitio en el puente.

El acto de recepción discurrió con la austeridad propia del mundo castrense y tuvo como únicos espectadores civiles a los periodistas que dieron cobertura al evento.

La fragata zarpó del puerto escasos minutos después con la firme intención de internarse en las aguas de la Bahía de Cádiz. El Príncipe, que lució ayer su uniforme de capitán de corbeta, permaneció en la proa del barco para observar con todo detalle la operación de partida.

Las maniobras realizadas du-rante la pasada jornada formaban parte del proceso de calificación operativa en el que se encuentra inmerso el buque desde hace cinco semanas, procedimiento que corre a cargo del Centro de Valoración en Combate, Cevaco.

Ataque simultáneo

Los ejercicios incluyeron la práctica de una amenaza asimétrica, término que es utilizado en la jerga militar para definir un ataque simultáneo. De esta forma, los más de 200 marinos que integran la tripulación de la Álvaro de Bazán simularon sufrir el ataque de dos embarcaciones rápidas y un avión.

La dotación tuvo que afrontar la resolución de una inundación derivada de la colisión de las dos supuestas naves agresoras y de un incendio ocasionado por la artillería de la hipotética aeronave enemiga.

El objetivo de estas rutinas de adiestramiento es comprobar la capacidad de los marinos para poner en práctica, ante un posible ataque terrorista, los conocimientos adquiridos durante su periodo de formación para minimizar los daños materiales y salvaguardar las vidas de sus compañeros.

Don Felipe decidió recorrer los distintos departamentos donde tuvieron lugar las maniobras para comprobar sobre el terreno el desarrollo de la iniciativa. De esta manera, el Príncipe de Asturias completó un improvisado itinerario que, entre otras habitaciones, le llevó a visitar el puente de mando, el centro de armas submarinas y la sala de energía y propulsión.

Las prácticas se saldaron con un rotundo éxito y los once oficiales y los diez suboficiales del Centro de Valoración en Combate que asistieron a las maniobras coincidieron en calificar como notables los procedimientos y las pautas seguidas por los marineros participantes.

A primera hora de la tarde, Su Alteza Real abandonó la fragata a bordo de un helicóptero. Por su parte, los miembros de la tripulación permanecieron en las aguas gaditanas el resto de la jornada para continuar su programa de ejercicios.

El buque Álvaro de Bazán regresará hoy al muelle de la Base Naval de Rota.