SATISFECHO. Ramiro Osorio en el homenaje que se le tributó ayer en el Ayuntamiento. / O. CHAMORRO
RAMIRO OSORIO DIRECTOR DE CULTURA DE LA SECRETARIA GENERAL IBEROAMERICANA

«El teatro iberoamericano es un espacio cultural privilegiado»

El gestor cultural fue ayer el protagonista del homenaje del XX Fesival Iberoamericano de Teatro de Cádiz

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Es el hombre tras el que se encierran las claves de la cultura iberoamericana, el director de teatro convertido a gestor, el vendedor de billetes que se hizo ministro, el tramoyista que fue embajador. Ramiro Osorio es un hombre del teatro formado en los escenarios de medio mundo, capaz de conquistar al público y luego jugarse el tipo en los ingratos terrenos de la gestión. Actual director de cultura de la Secretaria General Iberoamericana (SEGIB), anoche recogió el Premio Honorífico del Festival Iberoamericano de Teatro de Cádiz, una cita «fundamental» para entender «lo que se cuece en la escena».

-¿Qué ha significado el recibir el premio del FIT de Cádiz?

-Ha sido emocionante en un triple sentido. Primero, porque esta es una ciudad a la que me une un afecto muy profundo. Es muy especial para los colombianos porque cuando te pierdes por su calles te sientes en Cartagena, en La Habana, en algunos lugares de Santo Domingo. Además, éste es un festival que conozco desde que se creó y además porque el premio es un gesto de homenaje por parte de los profesionales. Eso me conmueve y me da ánimos para tender puentes, para seguir trabajando a ambos lados del océano.

-Ha dirigido algunos de los más importantes festivales de teatro iberoamericanos, ¿Qué papel tiene el FIT en estos momentos?

-Es el más importante dedicado únicamente a Iberoamérica y fundamental que exista una apuesta en este sentido porque el Festival de Bogotá, por ejemplo, está dedicado a todas las manifestaciones de teatro del mundo. El FIT se ha convertido en una cita obligada para saber lo que se está cociendo en nuestra escena teatral.

-¿Sería capaz de señalar qué rasgos unen al teatro iberoamericano?

-Tenemos muchas cosas en común. Somos países multiculturales, multiétnicos y en muchos casos, como en España y Colombia, multilingüísticos. Es un teatro que está lleno de riqueza, de diversidad, un espacio cultural privilegiado. El teatro iberoamericano es esa complejidad y Cádiz se ha propuesto mostrar eso.

-¿Cuáles son en estos momentos los ejes de cooperación entre España e Iberoamérica?

-Tenemos un programa Ibermedia que ha sido fundamental para el desarrollo del cine iberoamericano. En este año hemos aprobado también Iberoescena entre las iniciativas de la Cumbre de Montevideo. Para el año que viene tenemos previsto un programa con las orquestas juveniles y también con los museos, la conservación patrimonio o el fomento de la lectura a través de RILVI.

-¿Cuáles son los principales retos?

-El pasar de lo discursivo a lo real, de la buena voluntad política a la concreta. Hay que crear programas y dotarlos de presupuesto, de fondos financieros que los apoyen.

-El actual ejecutivo se propuso mirar más hacia América, ¿puede decirse que ha habido un cambio en lo que a políticas culturales se refiere en este sentido?

-Sí, y es algo que se ve en la propia creación de la Secretaria General Iberoamericana (SEGIB) que en dos años de existencia tiene iniciativas en marcha muy importantes.

-Usted ha trabajado en el lado de la gestión y también de la creación como director y actor, ¿porqué cree que es tan difícil poner ambos mundos de acuerdo?

-Las dos partes son complejas. Cuando uno es director desconoce lo difícil que es la gerencia, la política cultural. Soy un ser privilegiado por haber conocido ambas realidades. He trabajado como tramoyista, técnico, actor, director y también me ha tocado coordinar las políticas culturales como ministro. Me gustaría que las nuevas generaciones no lo tuvieran tan difícil, que no tuvieran que perder tanto el tiempo y pudiera haber más formación y especialización.

-¿Qué recuerdo especiales guarda de aquella época junto a los escenarios?

-Una de las cosas más bellas fue el montaje Master Class junto a Fanny Michey en torno a la vida de Maria Callas; fue fantástico. O las más de seiscientas representaciones de Historia del zoo de Edward Albee. También he hecho mucho teatro para niños, muchos clásicos...

-¿Echa de menos aquellos tiempos?

-Un director debe saber cambiar de escenario y no me he movido de la escena. Estoy en labores de gestión pero tengo en la cabeza Ifigenia en Áulide, que se escribió hace 2.400 años pero que me recuerda mucho a la Colombia de hoy, en la que también prevalecieron siempre los intereses en lugar de los sentimientos profundos. A veces cuando alguien me pregunta si volveré les respondo que no puedo regresar porque nunca me he ido.

fvila@lavozdigital.es