«El crítico está a caballo entre el saber universitario y la prisa del periodismo»

El director del suplemento cultural ABCD de las Artes y las Letras, Fernando Rodríguez Lafuente, dedicó ayer su mañanera intervención en el congreso de la Fundación Caballero Bonald a La crítica como género híbrido. Entre otras cosas, Lafuente recordó a los asistentes que en España se publican cada año unos 70.000 nuevo títulos -es la tercera potencia europea en publicación de libros por detrás del Reino Unido y Alemania- y «se hacen 32 reseñas a la semana, en total, unas 1.500 al año». Así, «con todos los libros que se quedan fuera, te pone a parir todo el mundo».

A la hora de valorar un texto crítico, «no hay que prejuzgar la opinión que vierte el crítico sino la exposición, su ecuanimidad y su independencia», recalcó el escritor, periodista y también ensayista madrileño. «La cuestión es arriesgar. La crítica es la creación de unos elementos retóricos y academicistas además de una serie de prevenciones y presunciones», atajó.

Aunque no es fácil definir este género entre literario y periodístico, Lafuente lo intentó asegurando que «el crítico está a caballo entre el saber de la universidad y la prisa banalizada del perodismo».

Se refirió igualmente a los peligros a los que se enfrenta una reseña literaria. Por ejemplo, citó casos en los que «el crítico pueda vengarse del escritor de una obra por alguna historia personal». Aseguró haber sido testigo de situaciones en las que un crítico «pone a un escritor muy bien y a la semana siguiente lo pone a parir». Entre otras cosas, hay que tener en cuenta que los críticos están expuestos a muchos condicionantes que pueden venir de «compromisos, presiones de las mismas editoriales, conchabeo, amiguismos o arbietrariedades». En este punto el especialista destacó, en la jerga del gremio, «el jaboneo: la técnica por la que yo te cito a ti para que tú me cites a mí».

Malos críticos

Como en cualquier otra disciplina profesional, hay buenos y no tan buenos críticos. Según Lafuente, «es fácil descubrir al mal crítico: es aquel que se dedica a hablar del poeta en vez del poema».

Eso sí, tampoco hay que olvidar que «un libro nunca se lee de la misma manera ni en las mismas condiciones históricas. Yo, por ejemplo, tengo francamente miedo -literario, se entiende- de volver a leer Rayuela de Cortázar, que me marcó en mi juventud».

El primer conferenciante de la última jornada del congreso lanzó al aire máximas como éstas: «Nunca se hace una mala crítica de un mal autor pero sí una mala crítica de un gran autor. Se puede, además se debe, decir que tal libro de Bryce Echenique o de Vargas Llosa no está a la altura de su obra».

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