Cultura

El lenguaje como fruto de la libertad

Emilio Lledó absorbió por completo la atención del público en la conferencia inaugual

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Aún quedan dos intensos días de conferencias y debates -contando con el de hoy- pero sin duda, la intervención de ayer del profesor de Filosofía (no se considera filósofo), miembro de la Real Academia de la Lengua y admirador confeso del flamenco, Emilio Lledó, aspira a convertirse en una de las ponencias memorables de esta edición del congreso de la Fundación Caballero Bonald dedicada a la relación entre la literatura y el periodismo. Lledó llevaba preparados más de veinte folios de anotaciones pero apenas pasó del primero y completó más de una hora de argumentaciones imaginativas, reflexiones sorprendentes y revelaciones, a primera vista, sencillas pero totalmente esclarecedoras.

Bajo el título El lenguaje de la identidad, Lledó habló de la importancia de la comunicación en nuestros días, del valor de la mente, de la libertad, de la democracia, la justicia, la cultura y la solidaridad y por supuesto, de las dos disciplinas protagonistas de la cita.

Presentado por su amigo José Manuel Caballero Bonald, confesó que «me había resistido a participar pensando qué podía aportar». Y, al contrario de lo que pensaba, dejó mucho en la sala de los Museos de la Atalaya: «La literatura y el periodismo son dos formas de lenguaje. En la literatura, el tiempo está coagulado y cada vez que unos ojos se posan en esas páginas aportan su propio tiempo, los latidos concretos de un corazón». «Esto renueva, alimenta, enseña y da posibilidades porque, en definitiva, éso es la vida: un mundo de posibilidades». Lledó aseguró que «no me preocupa tanto la libertad de expresión como la libertad de pensar. No pueden quitarnos los tendones del cerebro».

Continuó explicando que «en el periodismo y la literatura hay que pensar antes en qué se construye la identidad del que habla. El lenguaje es el mejor fruto de la libertad de los seres humanos: habla y sabré quién eres».

La verdadera identidad

«No creo más que en una identidad y es la identidad en democracia: la cultura, la libertad, la justicia, la piedad, la solidaridad, la verdad. Lo demás es mala literatura».

«El lenguaje, el de la literatura y el periodismo, tiene que ver con la identidad de quien lo utiliza. La vida es un mundo de palabras y nosotros somos nuestro lenguaje», puntualizó el conferenciante que llenó su intervención de recuerdos de su infancia -muy relacionada con Andalucía- y de experiencias de sus quince años de vida en Alemania.

Lledó definió el lenguaje como la característica definitoria del ser humano: «Todos somos idénticos y lo único que nos distingue es el mundo de las palabras. En esencia, somos lenguaje y memoria». De esta forma, enlazó con las diferencias existentes entre la literatura y el periodismo: «El periodismo late con el día a día y la literatura late con un tiempo más lento, mediado por nuestra imaginación». Eso sí, puntualizó que «todo el lenguaje es idéntico aunque tengan latidos distintos».

El catedrático se refirió a las frases de Antonio Machado al respecto de la diferencia entre las dos disciplinas: «El periodismo es lo que pasa en la calle y la literatura es los hechos consuetudinarios que acontecen en la rúe».

Rebelión del receptor

Lledó aprovechó su intervención para criticar los vicios de los profesionales de la información: «Todos debemos luchar por que nuestra mente fluya, que no se ate a las frases hechas. Son una condena. El periodista, el escritor que quiera plasmar su vida con las letras tiene que crear libertad en su mente. Confío en que sea así, quiero ser optimista».

Para Emilio Lledó uno de los problemas de nuestros días es «que la posibilidad de comunicación está limitada. Tiene que haber una rebelión del receptor ante el exceso de información que tenemos, es un ahogo de información. Creo que por eso necesitamos un par de ideas chiquitas y claras, unas orientaciones metódicas».

Añadió que «es un error garrafal pensar que los niños que estén frente a un ordenador serán más inteligentes».

Por otra parte, el titular de la Fundación Caballero Bonald se refirió ayer a la última edición de los Premios Planeta en la que resultó ganador, Juan José Millás y finalista, Boris Izaguirrre. Sobre este último explicó que «no conozco su obra ni he leído una palabra de él nunca de modo que no puedo opinar. Me parece que es un personaje mediático y que eso ha influido mucho en el premio. Millás sí es un auténtico escritor, sus columnas son magníficas. Para mi gusto es mejor columnista que novelista».

vmontero@lavozdigital.es