HALLAZGO. Indiana Jones, portando la bíblica Arca de la Alianza.
Cultura

El arqueólogo más famoso vuelve a sus orígenes

La nueva aventura de Indiana Jones girará en torno un icono de la pseudohistoria que ha llenado nuestro pasado de extraterrestres

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El arqueólogo más famoso vuelve a sus orígenes en Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal. Veintisiete años más tarde de arrebatar el Arca de la Alianza a los nazis y diecinueve después de beber agua del Grial, regresa a un escenario idóneo para su aventuras y el espectáculo. Porque, al igual que en En busca del Arca perdida (1981) e Indiana Jones y la Última Cruzada (1989), la historia girará alrededor de uno de los mitos del esoterismo actual, ésos alimentados por autores como Erich von Däniken, Louis Charpentier, Robert Charroux...

El doctor Jones sacó hace casi treinta años el Arca de la Alianza de los libros de pseudohistoria. Según la tradición bíblica, era el receptáculo en el que Moisés guardaba las Tablas de la Ley, que contenían los Diez Mandamientos. Sin embargo, en 1963 Robert Charroux, en Cien mil años de historia desconocida (1963), habló del Arca por primera vez como de «un condensador eléctrico», citando una obra de 1948 en la que Maurice Denis-Papin decía que se trataba de «una especie de cofre eléctrico capaz de producir poderosas descargas, del orden de los 500 a 700 voltios». Con esa base y ninguna prueba, los pseudoarqueólogos -individuos que han llenado el pasado humano de extraterrestres- han convertido con los años el Arca en una especie de arma de destrucción masiva gracias a la cual los israelitas derribaron, por ejemplo, los muros de Jericó. En su primera aventura, Indiana Jones se hacía eco de esa tradición y el Arca acababa guardada en un gran hangar, cabe suponer que junto a otros objetos históricos turbadores.

La realidad es que no hay ninguna prueba de que sucediera algo parecido a lo que relata la Biblia y, mucho menos, de que el Arca de la Alianza fuera, de existir, remotamente parecido a lo que sostienen los vendedores de misterios. Como tampoco la hay de la existencia del Grial, la copa que habría utilizado Jesús en la Última Cena y en la que José de Arimatea recogió su sangre durante la crucifixión.

Como en el caso de la sábana santa, la leyenda del Grial es de origen medieval. Nace en el siglo XII y se nutre de tradiciones culturales paganas, como la del cuerno de la abundancia. Fue una época en la que aparecieron reliquias por todos lados, porque proporcionaban riqueza a los monasterios e iglesias en forma de visitas masivas de peregrinos. Así se multiplicaron dedos y cabezas, prepucios, sábanas santas y griales, de los cuales ha llegado a haber varios sólo en España. Uno de ellos, el de la catedral de Valencia, fue utilizado por Benedicto XVI para oficiar misa en su visita a España en 2006. Es tan auténtico como el de Indiana Jones.