LÍRICA. Momento de la representación de 'Norma'. / T. SÁNCHEZ
ANÁLISIS

Oh! In te ritorna, ci rassicura

Imploraba el coro con voz dulce y suplicante a una Norma abatida. Una súplica desgarradora que se convierte en el preludio de su purificación frente a su pueblo, su padre y sobre todo, frente a sus hijos.

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El amor, como desdicha y drama, tiene en Norma quizás el reflejo artístico más exacerbado e intenso desde que el drama es música. Bellini supo construir con total maestría una serie de luces que equilibraran el terrible destino de la sacerdotisa, llevándola con dulzura a su fin, donde la razón se impone al castigo.

Hablar de ópera es hablar de palabras rotundas dentro de la interpretación musical. La magnificación de todos los elementos que la componen le añade un halo que traspasa, en la mayoría de las ocasiones, otras manifestaciones musicales. Los cantantes se convierten en artistas dentro de la expresión más amplia de la palabra, la partitura alza la mano a la escena para que ésta le conceda razón y lógica. El escenario respira la música que, en forma de aliento, nos proporciona el maestro director. Las artes se abrazan. Y nosotros, actores inmersos dentro de esta fusión, tenemos el privilegio de percibirlo de la manera más intensa y vital posible.

El coro de escena presenta la voz de la súplica, de la ira, de la compasión, pero sobre todo, de la razón. Su importancia va más allá de los momentos culminantes de cada acto. La conciencia colectiva se abre paso sin ningún género de duda a través de sus voces. Esta responsabilidad es el punto de inicio del enorme trabajo que la Coral de la Universidad de Cádiz viene llevando a cabo hasta este momento. El reto de participar en una producción de este tamaño ha propiciado que sus integrantes hayan crecido como intérpretes pero que, además, lo hayan seguido haciendo hasta la conclusión de la última función. El horizonte planteado es difícil de alcanzar, pero día tras día éste se antoja más cercano que el anterior.

El Teatro Villamarta de Jerez nos ha abierto una puerta por la que muy pocos pueden pasar. Hemos tenido la suerte de sentirnos actores, pero sobre todo, de rodearnos de excelentes profesionales que nos han pedido, exigido, ordenado. Por nuestra parte, nosotros, también nos hemos sentido, por una vez, profesionales, y por ello, de la misma manera hemos hecho, atendido, dado.

Estamos seguros de que todo este trabajo no se quedará tan solo en las dos funciones. Nuestra propuesta musical guardará como un tesoro todos y cada uno de los consejos que hemos recibido, y que sobre todo hemos sabido escuchar. Gracias por ello al Maestro Patrón de Rueda, a Pier Paolo, a Paco, Isamay, Carmen, y el resto del equipo artístico. Nosotros trataremos de devolver ese interés y aprecio por su trabajo poniéndolo en práctica cada día de ensayo.

Desde la cercanía de Cádiz hemos comprobado lo lejos que estamos. Esperamos que esta pequeña pica en Flandes sirva para alimentar el deseo de muchos más por la ópera y, por supuesto, que el Teatro Villamarta y el Teatro Falla puedan en este aspecto, caminar en una misma dirección, lo que propiciará que muchas más personas disfruten como nosotros lo hemos hecho.