Análisis

¿Qué le ocurre a Antonio Banderas en «Dolor y Gloria»? Te lo explica un psicólogo

El personaje es un exitoso director de cine que ha conocido la gloria pero que se sumerge en el dolor durante una crisis artística y creativa

Antonio Banderas en un fotograma de «Dolor y Gloria», de Pedro Almodóvar ABC

ABC Bienestar

La última película de Almodóvar, «Dolor y Gloria» , tiene la misma carga psicológica que otras producciones del director manchego. El cineasta es ya conocido por la crudeza con la que trata los temas en los que se basan las historias de sus films, y con su última película, ha seguido la misma línea. La cinta, que se ha hecho con siete premios Goya y está nominada a mejor película internacional en los Oscar, se adentra en la vida, alma y cuerpo de Salvador Mallo (Antonio Banderas), un exitoso director de cine que ha conocido la gloria, pero que se sumerge en el dolor durante una crisis artística y creativa, que se magnífica en una crisis vital, provocado por una serie de dolores físicos que le impiden continuar con su oficio. La película, que se ha convertido en un menú degustación para el mundo de la psicología, ha sido analizada por Rafael San Román, psicólogo de la app ifeel.

«Empecé a conocer mi cuerpo a través del dolor y las enfermedades. Pronto descubrí que mi cabeza y lo que había dentro de ella, además de ser fuente de placer y conocimiento, entrañaba infinitas posibilidades de dolor», se jacta el personaje interpretado por Antonio Banderas en una secuencia. Sin duda, el contenido sensible sobre las capacidades del ser humano en cuanto al manejo de las emociones vislumbra por sí solo.

La historia de Dolor y Gloria es la historia de cómo Salvador Mallo se enfrenta a las pérdidas significativas de su vida, una serie de duelos importantes a los que tiene que hacer frente atrapado en un cuerpo que no le acompaña. Lo vemos instalado en la potente oscilación que caracteriza cualquier duelo normal . Por un lado, necesita desconectarse furiosamente de la realidad de sus pérdidas, anestesiándose por todos los medios. Por otro lado, se permite a sí mismo conectar con esa misma realidad y tratar de resolver las tareas que le quedan pendientes.

Visitar el pasado de una vida

«Cualquier proceso de duelo importante lleva su tiempo y Salvador Mallo lo sabe mejor que nadie. Para transitarlo lo vemos revisitar lugares simbólicos de sus relaciones desde el punto de vista de la actualidad. No caminando en círculos de manera improductiva, sino regresando para cavar más hondo en cada visita, como sucede con los duelos normales», comenta Rafael San Román.

Observado con ojos de psicólogo, Mallo hace un repaso de su vida tirando de su estilo de afrontamiento . Dicho estilo está muy caracterizado por lo narrativo: él es un escritor, un director de cine que ha perdido. Ha perdido a una pareja importante, a su madre, su pilar, y la salud con el paso de los años. Mallo intenta reconstruir desde el interior de su jaula un autoconcepto que grita con desesperación.

Banderas y Almodóvar durante el rodaje ABC

Aquí cobran especial relevancia las estrategias para afrontar ese dolor y evitar que pueda convertirse en una cárcel. Toda crisis vital, repentina o cronificada en el tiempo, requiere que nuestro organismo ponga en marcha su estilo de afrontamiento. Este estilo, forjado desde que somos muy pequeños -incluso bebés- se concreta en un repertorio de estrategias que ponemos en marcha para hacer frente a los diversos problemas que van apareciendo a lo largo de nuestras biografías.

Estrategias de confrontación

Las estrategias de afrontamiento de un ser humano pueden dividirse básicamente en cuatro tipos: cognitivas, emocionales, somáticas y conductuales. «Al final todo se reduce a lo que piensas, lo que sientes, lo que se te remueve en el cuerpo y las cosas que haces», afirma San Román. La distinción entre estrategias de afrontamiento mentales, emocionales, somáticas y conductuales se realizan solo con un objetivo didáctico.

«Salvador Mallo tiene entre manos una crisis de las gordas así que, como no podía ser de otra manera, tiene que tirar de las herramientas que tiene a mano (o sea, estrategias de afrontamiento) para sobrevivir», agrega el psicólogo Rafael San Román.

En Salvador Mallo se reconocen estrategias de afrontamiento conductuales, como son el uso que hace de su medicación así como de las drogas, que muestran una clara función de desconexión . Son potentes anestésicos y somníferos que le ayudan a evadirse de su dolor.

Otras estrategias de afrontamiento conductuales de este personaje serían, por ejemplo, cuidar de su salud acudiendo al médico y sometiéndose a pruebas y tratamientos de diverso tipo con la expectativa de encontrarse mejor. Por otro lado, dar rienda suelta a su creatividad a través de la escritura o la filmación de películas sería una estrategia conductual con un importante componente cognitivo también. La función de escribir, de plasmar en diferentes formatos su mundo interior, tendría en Mallo una función sobre todo de conexión, de tolerar su dolor y mirarlo de frente, sin huidas, sin anestesias.

«El duelo normal es como un péndulo en el que tan importante es conectar con la realidad de la pérdida como desconectar de ella», concluye San Román.

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