Por qué no debes guardar los huevos y la leche en la puerta de la nevera

La tecnóloga de alimentos y divulgadora Alba Ramírez revela algunos de los errores que se cometen al colocar los alimentos en el frigorífico y recuerda algunas ideas equivocadas o mitos en torno a la seguridad alimentaria que siguen vigentes

Los alimentos que se guardan en la puerta de la nevera sufren oscilaciones de temperatura.
Raquel Alcolea

Raquel Alcolea

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¿Puedo comerme un yogur aunque esté caducado desde hace varios días? ¿Qué pasa si he dejado los macarrones con carne picada y salsa boloñesa más de tres horas fuera del frigorífico? ¿Es seguro consumir un producto que contenga dióxido de titanio?... Desde que la tecnóloga de alimentos Alba Ramírez inició su labor de divulgación en las redes sociales (en instagram @albaramirezciencia ya cuenta con más de 41.000 seguidores) recibe a diario todo tipo de consultas relacionadas con la alimentación y la nutrición . De hecho afirma que algunas veces se siente como el «google bueno» de la seguridad alimentaria. Y aunque asegura que a muchos de sus seguidores les interesa especialmente la divulgación científica y ya tienen más que aprendidos o superados algunos conceptos relacionados con la seguridad alimentaria, confiesa que aún se sorprende cuando comprueba que aún persisten algunos falsos mitos que creía desterrados. «Uno de los que aparece de vez en cuando es la consulta sobre si hay que lavar la carne, el pollo y el pescado antes de cocinarlos. Aunque también me sorprende cuando me preguntan si pueden guardar los huevos fuera del frigorífico», comenta.

Cómo ordenar bien el frigorífico

El orden en el frigorífico permite ahorrar tiempo y dinero evitando el desperdicio de los alimentos y, según explica Ramírez, nos permite aprovechar correctamente la distribución del frío de cada estante y de cada balda. Así, en la parte de abajo nos encontramos con la parte más fría y conforme vamos subiendo estantes o baldas el frío será menor.

«Yo soy el Google bueno de la seguridad alimentaria»

Alba Ramírez

Una de las reglas más importantes que debemos respetar la conservación de los alimentos consiste mantener el frigorífico en la temperatura adecuada , es decir, entre 2 y 6ºC. Pero aunque parece una norma sencilla de respetar lo cierto es que, tal como avisa la experta, a veces nos olvidamos de revisarlo en las estaciones más cálidas o incluso cuando vivimos en regiones en las que hace menos frío y pueden darse situaciones en las que en el interior del frigorífico se superen los 15ºC, una temperatura que ya no garantiza la seguridad alimentaria.

Una vez que hemos revisado la temperatura, que es lo más básico, tendremos que atender al orden , que sería de abajo a arriba y de lo más a lo menos perecedero. Esto sería lo lógico pero resulta que, como explica Ramírez, algunos fabricantes de frigoríficos no tuvieron en cuenta este aspecto y en la distribución de los espacios para cada alimento llegan a plantear cosas tan poco acertadas como que los huevos y la leche vayan colocados en la puerta del frigorífico. «Eso es un error porque tanto la leche como los huevos tienen que estar bien conservados en un estante frío en el que no sufran cambios bruscos de temperatura, ya que al abrir y cerrar la puerta se producen oscilaciones que pueden comprometer la seguridad alimentaria de los huevos y la leche», revela. Y además la experta hace otro apunte más en torno a la conservación de los huevos pues, tal como afirma, no es aconsejable que los dejemos guardados en el cartón con el que solemos comprarlo en el supermercado. «Lo ideal es que guardemos los huevos en un recipiente de plástico específico para ellos o en cualquier otro recipiente de plástico y siempre colocado en una de las baldas intermedias», propone.

A la hora de plantear una colocación correcta de los alimentos algunos modelos de frigoríficos ya incluyen algo que, según la experta, resulta útil y que es una balda en la parte inferior que sirve para descongelar y para guardar las carnes y los pescados correctamente, pues estas producen exudados al descongelarse y ese líquido, si colocamos esos alimentos en los estantes o en las baldas intermedias o incluso superiores, pueden chorrear y contaminar otros alimentos de la nevera. «Lo más aconsejable es que usemos ese cajón que solemos usar para guardar la fruta y la verdura para guardar allí las carnes y los pescados que queremos descongelar», aconseja. Además, la experta recuerda que ese cajón de abajo es una de la zonas más frías de la nevera y que al colocar allí algunas frutas corremos el riesgo de que se estropeen y se deterioren más fácilmente.

Eso sí, sobre la posibilidad de que algunas frutas se estropeen si se guardan juntas las experta aclara que la temperatura de la nevera hace que el climaterio y que es la mayor sensibilidad de algunas frutas al efecto del frío lo que hace que se pongan feas en seguida. Lo que la experta aconseja para proteger y aumentar la vida útil de las frutas y verduras que guardemos en el frigorífico es lavarlas, desinfectarlas y secarlas antes de guardarlas en la nevera porque así eliminamos los microorganismos que contienen y que pueden acelerar su deterioro. «Algunas personas temen humedecer los vegetales antes de guardarlos pero si lo hacen bien y lo secan correctamente aumentarán su vida útil. A veces nos preocupamos de hacer la compra en un lugar que nos da garantías de calidad y luego no nos damos que al guardarlo todo sucio y sin lavar nos puede durar menos», explica.

Otra regla interesante que destaca la experta es que, a la hora de colocar la compra en la nevera debemos seguir la máxima de «first in, first out», es decir, que lo que entra primero sale primero y que debemos procurar colocar los productos recién comprados detrás de los que ya teníamos en el frigorífico.

Batch cooking con cabeza

Aunque lo que conocemos como el batch cooking , el cocinado de básicos durante un día o una mañana para comer durante el resto de la semana es una práctica aconsejable por la mayoría de los nutricionistas como estrategia para organizar un menú semanal saludable lo cierto es que Alba Ramírez alerta sobre algunas prácticas poco adecuadas si queremos garantizar la seguridad de los alimentos. Así, el arroz en realidad debería consumirse no más tarde de 24 horas después de que haya sido cocinado y con el pollo sucede lo mismo, si bien en el caso de los huevos cocidos podemos usarlos durante más tiempo puedes pueden conservarse en el frigorífico con su cáscara hasta seis días.

Otro aspecto que debemos tener en cuenta en este sentido es que en ocasiones olvidamos refrigerar postres, bizcochos o pasteles caseros y eso, como explica Ramírez, es un peligro. «Algunas personas argumentan que no lo hacen porque este tipo de productos suelen estar fuera del frigorífico en el supermercado pero esto se debe a que, por un lado se fabrican con aditivos y conservantes industriales y, por otro, para su elaboración se usan materias primas ya pasteurizadas. Pero esto no sucede con los que preparaos en casa, así que en este caso debemos respetar que todo lo que se haga con huevo debe ir a la nevera sin excepción», aclara.

En el congelador no vale todo

Una de las claves para proteger la seguridad alimentaria de los alimentos del congelador es que en él no se forme hielo porque si esto sucede no se alcanzará la temperatura adecuada para conservar el alimento congelado. Igualmente se debe seguir de forma estricta la regla el «first in, first out» de modo que gastemos antes lo primero que hayamos comprado y también es aconsejable rotular y clasificar los paquetes para identificar correctamente tanto su contenido como la fecha del envasado y del congelado. «Esa práctica nos ayudará a no tener que estar sacando todo el tiempo los paquetes para revisarlos o para intentar recordar en qué fecha los hemos envasado o guardado pues esos cambios de temperatura pueden dañar la calidad del producto», explica la tecnóloga de alimentos.

Además todo lo que se guarde en el congelador debe estar bien cerrado y sellado para evitar el goteo y los exudados de los alimentos. No importa que usemos bolsas o recipientes de plásticos, lo único importante es que estén bien cerrados.

Para Alba Ramírez el congelador es un aliado que no todo el mundo sabe explotar a pesar de que es un excelente recurso para ahorrar, evitar el desperdicio de alimentos y para comer de forma saludable. Sin embargo la mayoría de las personas apenas lo usa para congelar pan, carne o pescado.

Sobre este punto la experta revela que es mejor comprar alimentos ya congelados, si lo que queremos es conservarlos durante un tiempo en el congelador, que comprar alimentos frescos y después congelarlos nosotros mismos pues lo habitual es que se pierda calidad a la hora de congelar en casa pues los cristales o la forma de congelar y el choque térmico es distinto y de menos calidad que el que se hace de modo industrial.

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