Koke fabrica la fácil victoria del Atlético

Dos de los tipos más queridos en el Calderón iniciaron una tarde de felicidad para el Atlético, que se resiste a dejar el tercer puesto de la Liga en manos del Valencia. Apenas se había acomodado la hinchada en el graderío cuando Koke botó una falta desde banda izquierda y Torres cabeceó la pelota con potencia y plasticidad, superando la estirada de Guaita. De canterano a canterano, una sociedad llamada a grandes cosas. El estruendo fue casi una réplica del terremoto de hace unos días frente al Bayer Leverkusen. Las lesiones y el cansancio por la cita europea provocaron que Simeone le diera una vuelta al equipo, con Oblak en la portería y Fernando Torres y Raúl Jiménez en punta (hacía meses que el mexicano no jugaba en el once inicial).

[Así hemos contado el Atlético-Getafe]

No había digerido el Getafe el gol, metido aún en la sobremesa, cuando estuvo a punto de recibir el segundo en un disparo de Koke desde la frontal: el balón pegó en el palo, luego en la espalda del meta y se acercó llorando al poste contrario, como pensándose qué camino llevar. Finalmente el efecto que llevaba salvó a Guaita. En la siguiente aproximación el propio Koke falló una ocasión muy clara: esta vez fue Torres el que le cedió de cabeza, pero el vallecano remató al centro, donde el portero tenía los pies plantados.

No escampó para el conjunto azulón (equipado de amarillo esta vez), más bien al contrario: la primera mitad recibió un auténtico meneo que no se tradujo de milagro en una distancia insalvable en el marcador. Sufrió sobre todo en jugadas a balón parado, con tacadas de saques de esquina muy cerrados y con superpoblación de atacantes y defensores en el área chica, agarrándose y empujándose para solaz del respetable, que percibe cada uno de estos trances como si fuera medio gol. Lacen despejó bajo palos un remate con la testa de Raúl Jiménez. Koke se cambió de banda para sacar una nueva falta; era su gran velada como asistente. Peinó Jiménez y en el segundo palo apareció Tiago para remachar sin oposición el 2-0 cuando se asomaba el tiempo de descanso. El Getafe, flojísimo, solo hizo una aparición de peligro en este tramo: Freddy, el más despierto de los suyos, se hartó de hacer amagos dentro del área y, cuando se decidió a rematar, José María Giménez, desde el suelo, puso la cabeza para interceptar la pelota: otro uruguayo más en el pedestal rojiblanco.

Los visitantes se sacudieron la galbana en los vestuarios y regresaron con más espíritu, con Pedro León y Álvaro Vázquez tratando de combinar, pero el Atlético, bien ordenado, montó rápidos contragolpes para tratar de zanjar el debate. Bien los laterales (lo de Juanfran ha dejado de ser noticia, pero Gámez, por el carril izquierdo, parece haber encontrado su vocación), cuyo caudal no dejó de fluir. Griezmann (que celebraba 24 primaveras) salió por Raúl Jiménez, que recibió el cariño de una afición que no se olvida de los que cuentan con menos protagonismo. Buen trabajo del mexicano, necesitado de oportunidades como esta.

No abundaron las emociones en el segundo acto, más allá de un testarazo de Torres tras una estupenda combinación de todo el equipo y un disparo lejano de Tiago que salió un poco desviado, y el público se dedicó a recitar sus mantras, despedir a Torres y Arda cuando fueron sustituidos en el minuto 90 (el Cholo cuida estas cosas) y a festejar al fácil triunfo.