Por qué se suman ahora insectos como los grillos y los gusanos a la dieta

Europa aprueba el consumo de tres insectos, y estudia un cuarto, como fuente de proteína segura. ¿Son el futuro?

Grillos caramelizados comercializados por la marca holandesa que ha logrado la autorización de la UE. Foto: Enough insects

Rocío Mendoza

Europa acaba de dar el visto bueno a que gusanos, saltamontes y grillos formen parte de la dieta de los ciudadanos de la Unión. Después de que sus científicos certificasen la seguridad de estos insectos como materia prima alimentaria a petición de varios productores, el goteo de autorizaciones ha sido constante desde que comenzó el año 2022.

Tal y como consta en los decretos publicados, pueden venderse para el consumo humano congelados, desecados o en polvo. ¿No se ve comiendo grillos como si fuesen pipas? En Países Bajos, por ejemplo, sí es bastante común picar estas tres especies de bichos presentadas en vistosas bolsas de colores como si de una chuchería se tratase. Precisamente la empresa que ha logrado el sí de autoridad europea tiene su sede en ese país y los comercializa así, entre otros formatos.

De cualquier modo, no es esta la forma en la que, casi con toda probabilidad, acabará comiendo insectos. Lo normal es que llegue a la cesta de la compra en forma de harina que podrá añadirse a la formulación de galletas, panes y otros productos industriales similares.

«Este uso no se podría hacer de cualquier modo. La autoridad alimentaria europea regula las cantidades máximas para cada caso y los productores tendrán que cumplir la legislación en cuanto al etiquetado, donde deberá figurar expresamente que este ingrediente está presente en el producto e incluir un aviso de que puede provocar alergias a personas que han desarrollado reacciones a los crustáceos y los ácaros del polvo», explica José María Ferrer, jefe del del departamento de Derecho Alimentario de AINIA, Instituto Tecnológico de Alimentación.

Las alergias son parecidas a la que provocan los crustáceos porque el exoesqueleto de estos insectos es parecido en su composición. Quizá hay que plantearse que entre una langosta y un saltamontes (también llamado langosta en su terminología científica) no haya más diferencia que la cultural y, por qué no, la mental.

Más proteínas que un bistec

¿Pero hay necesidad de cambiar el chip? ¿De ver como algo apetitoso algo que tradicionalmente no nos ha provocado más que repulsión? De nuevo, en la sostenibilidad del modelo vigente a escala planetaria está la respuesta. Y esta es, aunque le haga torcer el gesto, sí.

La búsqueda de proteínas que no procedan de la carne animal explica que la Agencia Alimentaria Europea mire con buenos ojos el hecho de que empecemos a incluir insectos en la dieta.

«Los organismos internacionales lleva años haciendo hincapié en que el sistema de alimentación actual necesita fuentes alternativas de este nutriente indispensable para la correcta alimentación y la salud. Y los insectos son una gran fuente de ellas», añade Ferrer.

Por la misma razón que cada vez se insiste más en consumir más proteína vegetal procedente de las legumbres, se apostará por la proteína de insecto como una alternativa más ecológica en un futuro no muy lejano.

Al comparar los grillos con las terneras, sorprende, pero los primeros ganan. El porcentaje de proteína que puede alcanzar es del 65% (60% cuando se trata de los gusanos de la harina), una cantidad muy superior a la que contiene la carne de vaca, de un 33%. Si se compara con el pollo (23%), el salmón (un 22%) o los huevos (12%) sigue en clara ventaja.

Pero además de ser fuente de proteína, la propiedad nutricional más valorada ahora mismo, estos insectos contienen ácidos oleicos saludables como el Omega-3 y el Omega-6, además de fibra y minerales como hierro, magnesio, calcio zinc y vitamina B12.

Las granjas de insectos, de bajo consumo

A estas características nutricionales, se suma que el coste de cultivar estos insectos en granjas nada tiene que ver con el de una ganadería de cerdos o vacas. El ahorro en recursos y emisiones es muy importante. De ahí el interés que tiene este nuevo alimento de cara a poder frenar el cambio climático .

Si se vuelve a comparar ambos productos, vaca y grillo, la diferencia a favor de los segundos también llama la atención. A saber: para producir 1 kilo de proteína de vaca se necesita 250 metros de terreno y gastar 7.500 litros de agua; para obtener 1 kilo de proteína de grillo basta con emplear 4 litros de agua y 15 m2 de espacio. Mientras que el ganado requiere 8 kg de alimentos para engordar 1 kg, los grillos apenas necesitan 2 kilos de comida.

¿Seremos capaces de cambiar de hábitos hasta este punto en pos de la salud planetaria? Quienes saben mucho de esto son los fundadores de Trillions , Alberto Mas y Gabriel Vicedo, pioneros y referentes en España de la comercialización de productos con harina de grillo y de gusano de la harina.

El grillo en polvo es un ingrediente más de sus barritas energéticas. Ahora la empresa está reformulando sus productos para sacar nuevas de estas últimas al mercado y también venden proteína en polvo para deportistas con harina de gusano.

En cada barrita proteica puede haber 70 grillos reducidos a polvo. Y desde que empezaron a comercializarlas bajo esta marca han puesto unas 50.000 en la dieta de su público, «la mayoría gente joven, que se cuida y que está concienciada con el medio ambiente».

Productos en el mercado español

Alberto Mas, especialista en marketing, reconoce que si el objetivo es vender grillos como tales el 'factor asco' será insalvable. «Pero si se venden sus propiedades, el mercado sí puede responder», apuesta. Aunque lo destaquen en negrita en la etiqueta nutricional del producto, lo que realmente quieren hacer llegar al consumidor es «la mejor proteína que existe en la actualidad, por sus beneficios nutricionales y de sostenibilidad».

¿Se hará el paladar de los españoles esta nueva tendencia? En países como Finlandia , donde a diferencia de España había un marco normativo nacional, el pan enriquecido con la harina de gusano está completamente consolidado. En Países Bajos, los aperitivos de estos insectos desecados y tratados, así como galletas, panecillos, albóndigas y falafel hechos a base de esta nueva proteína se encuentran en el mercado con facilidad.

En España se podían distribuir pero no fabricar porque no había marco normativo. Al existir ahora uno europeo que sirve de paraguas para todos los países que quieran probar suerte en estas lides, la expansión de los insectos como alimentos básicos es más que probable. José María Ferrer, de AINIA, reconoce que «en el sector hay mucho interés».

Proteína en polvo de chocolate y vainilla distribuidos por la marca española Trillions.

Por su parte, quienes se ya dedicaban a este mercado celebran un nuevo marco normativo que les facilitará la producción, ya que antes tenían que importar harinas de granjas en países asiáticos, donde este consumo está absolutamente normalizado.

En este contexto, no tardarán en verse las primeras granjas de insectos destinados a la alimentación humana. ¿Asusta? Puede, pero es necesario recordar los insectos llevan ya muchos años en nuestra alimentación, aunque sin ser muy conscientes.

El fundador de Trillions, conocedor de este sector, es claro al respecto: «Los insectos ya están presentes en nuestra dieta a través de los productos industriales que tratan materia prima del campo. Tomates, café, harinas... todo es triturado a granel sin tener en cuenta si está limpio de insectos. Se calcula que un europeo consume al año 800 gramos de insectos. Y en el caso de los veganos, hasta un kilo», concluye apelando al sentido común a la hora de decidir si abrir las puertas de la despensa a saltamontes, grillos y gusanos.

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