Juan José Borrero - NO NI NÁ

Curados de hartazgo

En los entierros políticos no hay flores, pero las coronas llevan un lazo con un lema cargado de sinceridad: «Tus compañeros no te olvidan»

Juan José Borrero
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EL hartazgo es la base del caldo de cultivo que engorda de desesperanza a esta generación cansada de esperar un tiempo nuevo que no llega. Mientras la corrupción tiene contrato fijo en los informativos con conexiones en Mallorca, la calle Génova de Madrid o los juzgados del Prado en Sevilla, los titulados universitarios afirman que la Universidad les ha aportado «poco» en la adquisición de competencias para encontrar esa utopía llamada empleo, y que son sus contactos personales el recurso principal para lograr un trabajo. El que los tenga, claro.

En los entierros políticos no hay flores, pero las coronas llevan un lazo con un lema cargado de sinceridad: «Tus compañeros no te olvidan». Ahí están Monteseirín y Blas Ballesteros recolocados en puestos de dirección y asesoramiento en «lo público».

Habrá que esperar unos días para saber si hay algún inspector médico con experiencia que le quite el traje a medida que de un día para otro le han planchado al exalcalde en la Consejería de Salud por libre designación. Apuesten a que se lo queda. Entre tanta crítica a las «puertas giratorias» nos olvidamos de los que se han quedado a vivir dentro del círculo de esas puertas para no salir a la intemperie.

En política hay que dejar a los muertos comidos. En el PP no hay cintas en las coronas del adiós. Donde habita el olvido se manda un wasap. Y aunque los muertos estén comidos y forrados, reviven más que los extras de Walking Dead. Siempre se les aparecen en el peor momento. Cuando intentan amparar al imputado, se les nota mucho. Lo peor es cometer los mismo errores que has criticado del contrario porque evidencian que o no tienes más remedio o tienes menos vergüenza. ¿Blindará el PP a García Pelayo en la Permanente del Congreso como hizo el PSOE con los exconsejeros de los ERE en el Parlamento?

Y mientras, los amigos de los titiriteros afilando las cachiporras.

El único que ha hablado claro es Juan Marín, el líder de Ciudadanos, cuando dijo eso de: «Todos los políticos tienen un precio». Solo falta que confiese el suyo. Que no se corte, adelante, ya estamos curados de hartazgo. Qué espanto.

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