Operacion de la Guardia Civil en Dos Hermanas
Operacion de la Guardia Civil en Dos Hermanas - ABC
PATRIMONIO

La sevillana Plaza del Cabildo, uno de los puntos de venta más importantes de objetos expoliados

La Guardia Civil, que tiene bajo la lupa este enclave, afirma que hay cuadrillas andaluzas que operan de noche

MARBELLA Actualizado: Guardar
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El expolio del patrimonio histórico que Andalucía guarda en sus entrañas es un lucrativo delito que está desangrando, poco a poco, los yacimientos arqueológicos sin remedio. El rico pasado de la comunidad sirve desde hace décadas a delincuentes para lucrarse a costa de la pérdida de parte de la identidad de todos. «Cada vez hay menos. Está todo barrido. Son muchos años expoliando con impunidad», señala Fernando Fernández, exdirector del Museo Arqueológico de Sevilla, quien lamenta la seguridad con la que actúan los delincuentes.

Desde la Asociación de Defensa del Patrimonio de Andalucía, cuyo representante en este tema es Fernando Fernández, se estima que es una práctica diaria y cuyo control es complicado por diferentes motivos: volumen de antigüedades, extensión del territorio y aspectos socioculturales.

Las riquezas de Andalucía sirven para nutrir vitrinas y egos de medio mundo sin enmienda. «Se decía que el precio de las monedas romanas fluctuaba en el mercado dependiendo de lo que se encontraba en Andalucía», añade Pedro Rodríguez Oliva, catedrático de Arqueología de la Universidad de Málaga.

La cuenca del Guadalquivir y ahora los tesoros de las costas andaluzas, regadas por mil batallas antaño, son un foco donde la Guardia Civil está intensificando la vigilancia, debido a las oleadas de cazatesoros detectadas últimamente y decididas a esquilmar el patrimonio marino de la región amparados en la impunidad. «No hay recursos suficientes en la administración para recuperar todo el patrimonio que existe en Andalucía», lamenta el sargento primero Criado del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS).

Cadena del negocio

Pese a los esfuerzos de las autoridades, los expoliadores campan a sus anchas por los campos andaluces. Las operaciones positivas son escasas y las labores de vigilancia recaban datos para seguimientos que se demoran meses en el tiempo. La cadena del negocio se inicia cuando un señor sale al campo con un detector de metales a buscar pequeños tesoros —una moneda puede superar los 5.000 euros en el mercado negro— y colocarlos a un intermediario, que los vende a coleccionistas privados. Las operaciones buscan desarticular estas redes y no cazar a un único eslabón de la cadena, de ahí su complejidad y demoras.

El patrimonio expoliado en Andalucía es incalculable y existen puntos de venta organizados. «Uno de los más importantes de España está en la Plaza del Cabildo de Sevilla», asegura el teniente Mora, de la Brigada de Patrimonio Histórico de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil (UCO), que cubre todo el mapa nacional. Las investigaciones se fundamentan en las pesquisas que los GEAS y el Seprona hacen en cada provincia y mandan a la base de datos con los detalles de seguimientos y operaciones revisión de los yacimientos. «La mayoría de los expolios se hacen en lugares que no están catalogados y esos no se conocen, ni se revisan», añade.

Los mercadillos son un punto de venta de los tesoros. «Encuentras cosas sorprendentes», exclama Fernández. «Todas las provincias tienen un lugar donde estos señores venden las piezas que sacan de la tierra», concluye el teniente Mora. «Las grandes piezas se venden por redes de confianza y no sabemos nada. Sólo nos enteramos cuando se incauta algo importante», detalla Rodríguez Oliva.

En Andalucía es una afición que no está mal vista

A todas estas complejidades para atajar el problema se añade un compuesto sociocultural identificado por expertos y autoridades. «En Andalucía es una tradición y una afición, que no está mal vista y que da mucho dinero», explica el teniente Mora. «Hay gente que cree que los restos no son de nadie, pero lo que se llevan es de dominio público», señala Fernando Fernández. El tiempo y la práctica han creado un perfil profesional de delincuente. En Andalucía la Ley de Patrimonio Histórico declara de dominio público todos los restos y regula el uso de detectores de metales, incluyendo medidas cautelares como la incautación. Los expoliadores conocen la legislación y toman precauciones. «Lo normal es que nadie se entere de lo que se saca, porque no suelen mostrarlo por miedo», señala Fernando Fernández.

«Existen cuadrillas andaluzas que se desplazan por toda España sin dejar rastro y expoliando por la noche», recuerda el teniente Mora. «En Andalucía se han incautado algunas cosas de mucho valor, como las tablas de ley municipal romana o algunas estatuas de bronce con 2.000 años», recuerda Rodríguez Oliva, que ha sido perito en algunas de estas operaciones y que reconoce haber estado ante piezas a las que no sabía cuantificarle el valor.

Aunque la legislación andaluza es la más dura a nivel nacional con este tipo de delitos, la Guardia Civil dice que no es suficiente porque estos delincuentes son profesionales e insolventes. «Se les multa, pero no pasa nada. Ahora se ha conseguido que se les condene por daños y hay esperanza en ese precedente», explica el teniente Mora. «Se necesita un código penal más duro y sanciones más graves», reclama el teniente de la UCO.

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