Niños asesinados por sus padres: la otra cara de la violencia machista en Andalucía

Desde 2013, seis menores han muerto a mano de sus progenitores y otros 42 han quedado huérfanos en Andalucía tras matar a sus madres sus progenitores

Desde 2013, seis menores han muerto a mano de sus progenitores ABC

M. Moguer

Tenía solo ocho años y murió apuñalado. Lo mató su padre cuando su madre estaba fuera de casa, trabajando en un invernadero de El Ejido. El hombre, cuando hubo acabado con la vida de su hijo, llamó a su mujer y a la Guardia Civil. Lo había hecho «para hacer daño» a su pareja. El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) decretó prisión sin fianza para el asesino de su hijo. El padre está acusado de asesinato, maltrato hacia la madre del niño y de un delito contra la integridad moral del hermano mayor de la víctima, de 12 años, que, como su madre, debió ser ingresada en el hospital al conocer la noticia por un ataque de ansiedad .

Este niño, que murió a manos de su padre, es también una víctima de violencia machista . Lo es, explicó el TSJA cuando ocurrió el caso, en marzo del año pasado, porque «la muerte del propio hijo tuvo la intención de hacer daño a su madre ». Según la normativa en Andalucía, los menores son considerados víctimas desde el año 2009, hecho que llegó a rango de ley en la comunidad cuando el año pasado se probó la reforma de la Ley contra la Violencia de Género.

En la mismo sentido se pronunció también el año pasado el Gobierno central cuando el Ejecutivo de Pedro Sánchez aprobó una medida de urgencia por la que incorporaba a los menores como víctimas de las agresiones machistas.

Según la ley andaluza, los hijos -así como los abuelos o dependientes de la mujer agredida - son también víctimas de la violencia machista si conviven con ella en el ambiente violento donde se produce la agresión.

Según datos del Instituto Andaluz de la Mujer (IAM), organismo dependiente de la Consejería de Igualdad , Políticas Sociales y Conciliación, el pequeño de Almería es uno de los seis menores que han muerto a manos de sus padres en los últimos seis años en Andalucía Los asesinatos, informan también desde dicho organismo, se concentraron en tres provincias: Málaga, Almería y Cádiz .

Si se compara con el resto de España, en Andalucía se producen dos de cada diez asesinatos de menores en el ámbito de la violencia machista contra sus madres. Así, en todo el país, y desde 2013, se han producido 27 muertes de este tipo.

Huérfanos dobles

Pero estos niños no son los únicos que engrosan la lista de víctimas de violencia machista . En esta estadística entran también los que quedan huérfanos porque sus padres matan a sus madres. Desde 2013, 42 niños andaluces se han quedado sin madre -al ser asesinada- y sin padre -porque es encarcelado, se suicida o huye de la Justicia-.

Así, con esa doble orfandad, es como han quedado los dos hijos de la víctima más reciente de violencia machista en Andalucía. Se trata de una mujer de Rute (Córdoba) a la que mató a martillazos su pareja la pasada semana. El hombre, tras cometer el crimen, huyó a Madrid y ya desde allí avisó de lo que había hecho.

En este caso, la Justicia no solo ha metido en la cárcel al asesino confeso. También ha prohibido al hombre comunicarse con sus hijos por cualquier medio, así como aproximarse a menos de 500 metros de los menores. Los niños, huérfanos por partida doble , están ahora con sus abuelos, pero se espera que acaben al cuidado de otro familiar.

Esta circunstancia de doble pérdida -tanto de la madre como del padre-, explica Juan Ignacio de Paz , técnico de estudios y programas del IAM, provoca que el niño sufra una doble orfandad que se complica, además, por un sentimiento lógico de apego hacia su padre. Es «un conflicto de lealtades» que necesita de expertos que puedan ayudar al niño a resolver . «Para el niño es muy complicado explicarse qué ha pasado y procesar que su padre haya matado a su madre», añade. Sobre todo, indica, «cuando a veces el hombre tiene un comportamiento normal con los hijos ».

Según la Consejería de Igualdad, 2018 fue el peor año de los más recientes por las cifras de niños huérfanos tras asesinatos machistas. Solo en esos 12 meses quedaron solos 17 menores en Andalucía. En los últimos seis años han sido 42, un 18,4 por ciento de los ocurrido en toda España, que han sido 228 en ese periodo.

Apoyo psicológico

Cuando se produce un asesinato machista, desde el IAM movilizan a un equipo que es fundamental para los menores. Se trata de un apoyo de urgencia llamado « Servicio de Atención Psicológica a hijas e hijos de mujeres víctimas de violencia de género ». Es, indica De Paz, «asistencia para ayudar al menor a descongestionar y descontaminarse de lo que ha vivido».

«Lo primero que se hace es contener la hemorragia» que provoca en la mente de los niños el asesinato de su madre a manos de su padre. «Hay que reducir daños» , señala De Paz, que reconoce que por muy bien que trabaje, un menor que ha pasado por esta experiencia «siempre tendrá cicatrices». Lo que intentan en esas primeras horas con este programa es «que no sean incapacitantes, que puedan vivir con ello».

Casi 50 niñoas han quedado huérfanos en los últimos años en Andalucía ABC

No siempre lo tienen fácil. Hay menores que han presenciado el asesinato, los que no saben cómo odiar al asesino de su madre porque, hasta el asesinato, se portó bien con él. Hay casos, cuentan fuentes de los servicios de atención a los menores, en que los niños viven en directo el crimen de mujeres que no son siquiera sus madres. Es el caso de una víctima que sacó a pasear a los hijos de una compañera de una casa de acogida y su expareja la asesinó. Eso es complicado de procesar. Son niños. Y, a veces por eso, la familia les quieren sobreproteger y optan por no contarles nada. Ni qué pasó con su madre ni qué hizo su padre. Un error, entienden desde el IAM: «Alguna vez nos han dicho que los niños son muy chicos para hablarles de la muerte, que cómo les iban a decir nada de algo tan desagradable».

Para los expertos en la materia, lo fundamental es no ocultar datos. Naturalizar. Aunque reconocen que es complicado . «La muerte es un tabú entre los adultos, más aún con los niños», se lamentan los psicólogos.

Explicar la muerte

Pero, ¿cómo se afronta esa conversación? ¿Qué se le dice a un niño cuyo padre acaba de matar a su madre? «Depende de cada caso, del menor, de cómo está, de cómo lo vive... Hay que darles espacio, dejarles hablar», explica De Paz. Y hay una regla de oro: «Al niño no se le puede mentir» . Hay que ir explicándole todo de forma que lo entienda y sin culpar, usando frases como «ha habido una pelea y este es el resultado», señala De Paz.

Superada la primera intervención con el menor huérfano, los técnicos del IAM intentan hacer otra visita a las dos semanas. Y se ofrecen a hablar con los profesores y compañeros de colegio de los menores. « A veces pasa que los amigos de clase no saben cómo reaccionar . Es normal, son también niños. Quieren demostrar cariño pero no saben cómo».

Los psicólogos de este programa les ayudan. La clave está, indican, en dejar que el niño hable. Ver si quiere tratar el asunto o no. Cómo se siente menos tenso ante la situación. En todo caso, recomiendan los expertos, el niño no debe estar más de una semana o diez días sin volver al colegio, sin rutina. «Los niños agradecen tener pautas, orden. Es importante», señala De Paz. «En este caso, dentro de lo razonable, también hay que intentar que se vuelva pronto a la rutina», añade este experto.

Superado un primer tiempo de terapia de choque, explican desde el IAM, llega la hora del tratamiento en profundidad. «Se les hacen sesiones durante cuatro o cinco meses para controlar que todo se va cicatrizando bien », indica Del Pozo. Con eso, creen los expertos, se siembra una «buena base» para que el niño se desarrolle con normalidad.

La adolescencia

A veces, indican desde la Consejería de Igualdad, hay recaídas en los menores. Porque se llega a la adolescencia, porque un vecino hace un comentario impertinente , porque los amigos dicen alguna barbaridad en forma de broma... La vida de un huérfano de la violencia machista no es fácil porque, indican los expertos, hay ocasiones en que el ambiente no es el más propicio para superar le trauma.

« A veces el entorno está en contra », explica De Paz. Eso pasa, sobre todo, cuando la víctima vive en un entorno reducido, en un pueblo pequeño, un barrio donde se conoce todo el mundo. En ese ambiente, explican los expertos, se da la situación en que vecinos y conocidos empatizan con el asesino y, como lo conocen de toda la vida, lo justifiquen de alguna manera . Son sitios «donde él suele tener más arraigo y se le excusa», indican. Y eso afecta también al niño, que no entiende qué pasa.

Psicólogos, familia, amigos... Los expertos saben que, por mucho esfuerzo que se haga, los niños siempre arrastran una cicatriz tras pasar por un episodio de violencia machista. Pero al menos, desean, con medios y con ayuda se puede conseguir que, la herida se cierre lo mejor posible. Que no haya otra víctima más, y menos de por vida.

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