Día Mundial contra el Colon

Manuel Nieto: «El cementerio está lleno de gente que miró a otro lado»

Manuel Nieto tuvo cáncer de colon, pero decidió que la enfermedad no le iba a condicionar

Manuel Nieto, ante la Virgen de las Aguas de El Museo ABC

M. Moguer

Hace ocho años, cuando tenía 60, Manuel Nieto recibió una llamada de teléfono de su médico :«Tienes un tumor —le dijo— y es cáncer». A Manolo —prefiere que le llamen así— le habían diagnosticado una enfermedad que es tabú en muchas casas. Una palabra, «cáncer», que hay quien entiende que es sinónimo de muerte. No para Manolo.

«Yo entendí que me llamara por teléfono porque mi médico no quería perder ni un minuto. Fíjate que desde esa llamada hasta que entré en quirófano paso solo un mes» , explica. Este sevillano sabe que la enfermedad tiene mala prensa, pero eso a él le trae sin cuidado. No está dispuesto a que le fastidie los mejores años de su vida. «A mi me dieron el diagnóstico justo cuando me prejubilé. Y no iba a dejar que un cáncer me quitara lo que me hacía mucha ilusión entonces después de toda la vida trabajando:no madrugar, vivir», indica.

Manolo ha podido tener cáncer, pero él cuenta que su vida ha ido por un lado y la del tumor por otro. Sin afectarse. Sin dejar al tumor ser protagonista. «Cuando te dan el diagnóstico es muy jodido, pero yo soy una persona muy positiva y dije:vamos a la guerra» , recuerda.

De momento esa guerra contra el cáncer de colon la está ganando. Él lo achaca al «magnífico» equipo de doctores que le ha atendido. Tiene palabras de agradecimiento para su médico, el doctor Reina ; para su cirujano, que le extirpó el tumor, el doctor Ángel Nogales;para el personal del Hospital de Día, que es donde le dan el tratamiento de quimioterapia que ha necesitado después... «Me pongo malo cuando escucho a algunos indocumentados hablar mal de la Seguridad Social», dice, porque «yo todo lo he hecho por la pública y los profesionales y el trato son inmejorables».

Manolo, tras operarse, tuvo una recaída porque las células cancerosas no se eliminaron por completo. «Tuve que operarme otra vez porque el cáncer me volvió a dar la cara un año o año y medio después» del primer episodio. Él se lo tomó con mucha fuerza. La que asegura que le dan su mujer —«aunque ella está bien, yo creo que la procesión la lleva por dentro», indica—, sus tres hijos y la Virgen de las Aguas, que le ayuda en su fe. No en vano él fue hermano mayor de la hermandad de El Museo de Sevilla. «A mi la fe me ha ayudado a seguir este proceso con fuerza», explica.

Fuerza y valentía para abordar el diagnóstico. Él anima a que la gente se haga el cribado. «Hay que hacerse pruebas, es mejor saber siempre lo que se tiene. El cementerio está lleno de gente que miró a otro lado». Él mira ahora las técnicas como el cribado sangre en heces con el que se diagnostica de forma temprana tumores como el que él tuvo y lo tiene clarísimo. Se haría las pruebas y anima a todo a a hacérselas. Saber es poder actuar, reflexiona porque «mirar para otro lado es lo más absurdo del mundo».

Este sevillano aún recuerda el «temor» cuando le dijeron la palabra cáncer y aún así insiste: «hay que hacerse las pruebas» . El susto duró poco y él prefirió vivir y aprovechar que, por fin, ya no tenía que madrugar después de una vida trabajando. La vida que le ha ganado al cáncer.

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