Grupo escultórico en La Carlota que refleja el encargo de Carlos III a Pablo de Olavide para crear nuevas poblaciones
Grupo escultórico en La Carlota que refleja el encargo de Carlos III a Pablo de Olavide para crear nuevas poblaciones - ABC
HISTORIA

Carlos III, el «mejor alcalde ilustrado de Andalucía»

La labor reformadora del «mejor alcalde de Madrid» hizo que las ideas de la Ilustración llegaran al sur de España

MÁLAGA Actualizado: Guardar
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Popularmente conocido como «el mejor Alcalde de Madrid» —quizás durante los últimos siglos no se han esforzado mucho en competirle el título— este año se cumple el tercer centenario del nacimiento de Carlos III. Quizás los españoles le conocen poco más que por el apodo antes mencionado y por algunas de sus obras más emblemáticas, empeñado como estaba en embellecer y convertir Madrid en una capital europea y moderna.

Pero el influjo reformador y revitalizador del borbón, hijo del primero de esta estirpe en España, Felipe V, que trajo con él las primeras ideas ilustradas, se extendió por todos los rincones de España, incluyendo los territorios ultramarinos. Pero, ¿qué hizo Carlos III por Andalucía? Un dossier de la revista Andalucía en la Historia analiza el papel del reformismo carlostercerista en nuestra región y el influjo que éste tuvo en nuestro desarrollo posterior.

Durante el reinado de Carlos las luces de la Ilustración se extendieron por toda Andalucía, más allá de las grandes ciudades, continuando la renovación cultural iniciada por su padre, que había empezado ya a fomentar diversas instituciones e iniciativas culturales andaluzas.

La institución más representativa del reformismo ilustrado serían las Sociedades Económicas de Amigos del País

En este sentido, la institución más representativa del reformismo ilustrado serían las Sociedades Económicas de Amigos del País, que fundarían escuelas de primeras letras, orfanatos, escuelas de hilado, de dibujo o fomentarían la introducción de nuevos cultivos con el fin de sacar a Andalucía del atraso finisecular. La sociedad de Sevilla, donde colaboraría Gaspar Melchor de Jovellanos, llegaría a fundar 18 escuelas gratuitas en 1786, además de organizar un aula de matemáticas. Osuna, Jerez, Baza, Granada, Almuñecar, Velez-Málaga, Lucena o Baeza serían sede de algunas de las más destacadas sociedades que harían de altavoz a las ideas de los nuevos tiempos.

Mientras, una minoría selecta de ilustrados se reunía en tertulias, creaba bibliotecas, colecciones de arte y escribían obras que, poco a poco, iban redescubriéndonos nuestra propio pasado, como es el caso de las «Antigüedades Árabes de España» y de otras publicaciones patrocinadas por las academias y que, junto a una naciente prensa, divulgaban las nuevas ideas a una población mayoritariamente analfabeta.

El esfuerzo regenerador en la cultura andaluza llegaría también a la Universidad, donde Pablo de Olavide renovaría el funcionamiento de la Universidad de Sevilla, secularizando sus planes de estudios, lo que provocaría la resistencia del Santo Oficio, cuyos censores tacharon a las nuevas reformas de «anti-evangélicas» e impidieron que tuviesen mayor calado, o fueran casi inexistentes, como en el caso de la universidad granadina.

El Galeón de Manila

Retrato de Carlos III
Retrato de Carlos III - ABC

Las reformas ilustradas pretendían mejorar también la economía de nuestra nación para favorecer una mejor vida de los súbditos reales. De entre las innumerables medidas tomada por los ministros de Carlos, Andalucía se vio favorecida fundamentalmente por dos de carácter liberalizador. Nos referimos, sin duda, a la ruptura del monopolio que la ciudad de Cádiz tenía sobre el comercio indiano, ya que, desde 1765, las ciudades de Málaga y Sevilla pudieron beneficiarse de este comercio, de nuevo en el caso sevillano.

Pero más destacado fue el giro que sufrió el comercio con Asia, controlado por el monopolio del Galeón de Manila (ruta entre Acapulco y la capital filipina), autorizándose ahora a la ciudad de Cádiz a comerciar directamente con Filipinas, creándose para ello diversas compañías comerciales, entre las que destacaba la Real Compañía de Filipinas, de 1785.

Nuevas poblaciones

Doscientos cincuenta años se cumplirán este próximo año del que quizás fuese el proyecto de más envergadura promovido por Carlos III en Andalucía, y uno de los más destacados de su reinado en España, el mayor esfuerzo de repoblación del siglo, según Carlos Martínez Shaw, coordinador del dossier antes mencionado.

Se trató de la creación de «las nuevas poblaciones de Sierra Morena y del Camino de Andalucía» que, con el objetivo loable de dar seguridad y cobijo a los viajeros que cruzaban los desiertos entre Sevilla y Sierra Morena, y de poner nuevas tierras en cultivo hasta entonces desaprovechadas, puso en práctica un nuevo modelo de sociedad.

Una sociedad que renegaba de las estructuras del Antiguo Régimen: miles de colonos de diversas partes de Europa dieron vida a esta zona de Andalucía, en un preludio de futuro auspiciado por el propio Rey, y supervisado por Pablo de Olavide, no exento de dificultades de todo tipo y que, dos siglos y medio después, no puede sino calificarse como de un gran éxito. Poblaciones como La Carolina, La Carlota o La Luisina, en las provincias de Jaén, Córdoba y Sevilla respectivamente, dan testimonio de este enorme esfuerzo colectivo.

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