CASO JULEN

¿Fue adecuado el tratamiento informativo del caso Julen?

Periodistas de ABC, diario Sur, Canal Sur TV, Onda Cero, El País y de la Subdelegación del Gobierno en Málaga debaten sobre cómo se cubrió el rescate del pequeño en Totalán (Málaga)

Madueño, Cano, Mena, Codina, Álvarez, Sánchez y Espino (de izq. a dcha.) I. R.

Isabel Ruiz

Con la herida aún abierta por el trágico desenlace, cuesta mirar atrás y que la voz no tiemble o la mirada se entristezca al recordar los puntos claves del suceso. El rescate del pequeño Julen conmovió a todo el país y parte del extranjero. Raro era ir al supermercado o al bar y no escuchar a alguien comentar las últimas novedades del caso. No se hablaba de otra cosa. El mundo se volcó con el chiquillo y se demandaba un continuo directo, minuto a minuto.

Allí, en Totalán, se desplegó horda de periodistas dispuestos a actualizar los movimientos realizados en el pozo, pero en el municipio malagueño las ejecuciones iban con pies de plomo; a varias revoluciones por debajo de las «últimas horas» que rotulaban los medios .

Sin autocomplacencia y con una buena dosis de autocrítica , seis periodistas que estuvieron a pie de pozo los 13 días que duró la maniobra repasaron este miércoles el despliegue y despiece informativo que se realizó sobre Julen.

No son héroes, pero allí estuvieron sin descanso para comunicar al mundo lo que se debía conocer, sin amarillismos y con el dolor de los padres del pequeño siempre presente en cada información que lanzaban a las rotativas y a la red. Juanjo Madueño , corresponsal de ABC; Juan Cano , redactor de diario Sur; Cristina Mena , redactora de Canal Sur TV; Manuel Álvarez , redactor de Onda Cero; Nacho Sánchez , redactor de El País; y Esperanza Codina , jefa de prensa de la Subdelegación del Gobierno en Málaga.

Todos ellos conformaron una mesa redonda, moderada por el jefe de prensa del Ayuntamiento de Málaga, Jesús Espino, en EADE apenas 20 días después de que se rescatase el cuerpo sin vida del pequeño, en la que se concluyó que l a ley de la oferta y la demanda jugó su papel y trajo consecuencias .

13 de enero a las 17:48 horas. Emergencias 112 Andalucía distribuye una nota de prensa en la que comunica que se ha «habilitado un operativo de rescate para un niño de dos años caído en un pozo en la zona de Totalán, en Rincón de la Victoria (Málaga)». ¿La peculiaridad del caso? El diámetro de la cavidad, apenas 25 centímetros , y los 150 metros de profundidad. Con estos datos en las redacciones se valoró que no era un suceso que debía ser resuelto a golpe de teléfono.

Horas más tarde ya había periodistas in situ . Y se produjo lo que Sánchez (El País) denominó como el «efecto contagio»: «alguien dio una cobertura mayor y todos dijimos “yo también”» . Fue cuestión de horas para que los medios nacionales mandaran enviados especiales. En unos días ya había internacionales. La esperanza de que se produjese el milagro disparó los oyentes, televidentes y lectores. «Dar una exclusiva se convertía en algo muy jugoso».

José Roselló, padre de Julen, atendiendo a los medios de comunicación Francis Silva

Llegaron las primeras informaciones no contrastadas y las últimas horas sin novedades. «Teníamos la sensación de que había que estar siempre presente» subrayó Álvarez (Onda Cero), quien apostó por entrar en antena cuando hubiese algo nuevo que contar porque «lo importante es que el espectador te considere una fuente fiable», pero «algunos medios se excedieron en la cobertura y quizá no eran necesarios tantos directos, pero demostraban su poderío».

La presión por la exclusiva

Y esa presión de dar a la audiencia la primicia se convirtió en un hándicap; hubo quien publicó que habían sacado a Julen con vida del pozo, recuerdó Madueño (ABC), quien considera que «mantener la calma fue clave para tener rigor» . En casos así dar la exclusiva quedaba a un lado, explicó Cano (Sur), a quien le «daba igual ser el tercero o el cuarto. Prefería ser el último a contarlo mal».

Estar sobre el terreno dio ventaja a aquellos periodistas que cubrieron el caso y aún más a los locales, a quienes estuvieron en Totalán desde el primer día. Para Mena (Canal Sur) estar allí desde el día 13 fue fundamental, «tenía perspectiva» y sabían que ya se habían dado complicaciones que retrasaban el rescate. «El segundo miércoles, que parecía que sería el día del rescate, vino un compañero. La Subdelegación confirmó que comenzaba el despliegue. Mi compañero dijo que habían entrado los mineros a las 14:00 y no lo hicieron hasta las 16:00» ejemplificó la reportera, quien recalcó que las fuentes también debían ser una buena elección. Para Cano «Lo más escabroso lo dieron medios nacionales» .

En uno de los canales oficiales está al frente Codina (Subdelegación), quien intentó «dar mucha información oficial para frenar las especulaciones» . No sabe si se dieron las suficientes, pero desde luego «se intentó pese la complejidad de la situación». Entonces llegó «la famosa cadena de Whatsapp », esa que desvelaba lo que la Guardia Civil había prohibido a los medios dar. El Instituto Armado desmintió a través de su cuenta de Twitter lo que rezaba el bulo , pero los periodistas ya habían recibido llamadas para que investigaran lo que rezaba el mensaje, que había calado en miles de personas.

«Han habido dos niveles de audiencia: una informada y otra que se que cree todo lo que lee en las redes. Tenemos que aprender a discriminar la información que recibimos y dónde nos informamos» espetó el redactor de Sur, quien en reflexión compartió que ahora, en frío, reconoce que se debería haber dado «menos información pero con más calidad» . Y dentro de ese pedigrí periodístico por el rigor en las informaciones, el corresponsal de ABC añadió que hubo medios -sin nombres ni apellidos- que mandaron a un cámara freelance a pinchar una imagen fija. «Eso no es periodismo. Los directos no podían provocar que los pinchazos sobrepasasen el dolor».

¿Fue correcto mantener la esperanza?

En algunas ocasiones «era el momento de callarse. Los padres no podían enterarse por un periódico» de las últimas novedades del caso, aseguró Madueño (ABC), quien entiende que si «eso se respeta, se hacía un buen trabajo». Ante tal afirmación, Álvarez (Onda Cero) espetó que «podía tener el efecto inverso» informativamente hablando, porque pese a que se sabía que había «pocas posibilidades reales de que estuviera con vida, no se dió» .

Juanjo Madueño, de ABC Francis Silva

La jefa de prensa de la Subdelegación del Gobierno al respecto añadió que «o se mantiene la esperanza y ese espíritu o dices “¿para qué? Me voy a mi casa”». Aún así, el protocolo de búsqueda que se desplegó era el de una persona viva , recordó Madueño, quien advirtió que «nadie podía matar al niño en ese sentido», porque los profesionales buscaban al pequeño con vida y no a su cuerpo.

La recta final

Las microvoladuras habían comenzado, el rescate encaraba su recta final. «Esa noche había poco que contar» recordó el redactor de El País. Todos estaban a la espera de la última gran confirmación, pero mientras tanto no había apenas novedades, tan solo el minuto a minuto de los centímetros avanzados por los mineros.

«Los periodistas y el pueblo estábamos en el bar siguiendo el directo de Ana Rosa cuando entró el cámara y empezó a grabarnos de espalda. Se entró en un bucle» rememoró Sánchez, ahí fue «cuando reflexionamos. Fue un proceso muy largo que nos hizo cometer errores ».

«¿Qué cuentas en un programa especial de tres horas si no hay novedades?» se preguntó Codina, quien no entiende el «todo vale» aunque «la gente quisiera saber más». La Subdelegación ofreció información cada día en diferentes tramos horarios, una cobertura que facilitó enormemente la labor periodística que desempeñaron los medios de comunicación.

«No es habitual tener una fuente oficial tan a mano» apuntó el redactor de Onda Cero, quien se mostró agradecido, al igual que el resto de periodistas, con el trabajo realizado por Codina.

Pero la guinda fue agridulce. Llegó el trágico desenlace. A las 1:25 el cuerpo sin vida de Julen fue hallado por dos mineros y un guardia civil de montaña. Cano y Madueño tenían la información contrastada antes de que se comunicara oficialmente . «A mí me dio mucho vértigo» recordó el redactor de Sur, quien se encontraba con el de ABC en el coche cuando les llegó la confirmación. «La responsabilidad era que la familia no se enterase por nosotros» . Así que esperaron, porque «la noticia nunca debe anteponerse al dolor».

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