El falso chapapote de la playa de Matalascañas

Las mareas destapan cada año en esta playa onubense sedimentos de miles de años, unos restos fósiles cuya apariencia se asemaja a la de un vertido de petróleo

Un bañista toca los restos de la plataforma fósil que deja ver la marea baja en Matalascañas ABC

M. Rosa Font

La playa almonteña de Matalascañas, antesala al espacio protegido de Doñana, se ha convertido en área de estudio para investigadores y paleontólogos más allá de su valor ambiental o turístico.

En el mismo litoral en el que el pasado año expertos de la Universidad de Huelva descubrieron las primeras huellas de neandertales de la península ibérica, un hallazgo que les permitió desandar más de 100.000 años en la historia, el retroceso del mar en esta zona de la Costa de Huelva hace aflorar una estructura sedimentaria –sin relación alguna con las huellas fósiles- que centra el interés no solo de geólogos marinos sino de los miles de visitantes que llegan cada año al núcleo costero onubense

En el oeste de Matalascañas, en las lindes con el Parque Nacional de Doñana, unas manchas negruzcas, densas y terrosas, que el mar deja al descubierto en una franja aproximada de unos 100 metros (que llegan incluso a manchar la arena), están produciendo confusión entre los visitantes estos días.

¿Cuál es el origen de estas manchas? Se trata de unas antiguas marismas, unas estructuras sedimentarias que pueden tener alrededor de 4.000 años de antigüedad que ahora por las mareas litorales y la pérdida progresiva de arena están quedando a la vista, explica el catedrático de la Universidad de Huelva (UHU), Joaquín Rodríguez Vidal, del departamento de Geodinámica y Paleontología Facultad de Ciencias Experimentales.

Estas formaciones, denominadas ‘lamas ’, cuya presencia fue constatada por los geólogos hace unos cuatro años, están formadas por una mezcla de materiales, una especie de turba negra en la capa superior – que el ojo puede llegar a confundir con crudo, como ha llegado a ocurrir en los últimos días- y por un fango verdoso que escapa a la vista.

Resbaladiza

Este segundo estrato se encuentra, según Rodríguez Vidal, en una capa inferior y presenta cierto riesgo para las personas que pasean por la orilla de la playa cuando la marea deja al aire estas manchas, al tratarse de una arcilla «muy resbaladiza».

De hecho, a comienzos de este verano y ante la posibilidad de que este fango bajo superficie pudiera provocar caídas entre los veraneantes, los expertos dieron aviso al Parque de Doñana y al Ayuntamiento de Almonte para que se señalizara de alguna forma la zona de playa en la que se encuentran estos sedimentos y evitar así problemas a los bañistas.

El Consistorio niega por su parte que los fangos que aparecen por la dinámica de las mareas resbalen y aclara que no ha llevado a cabo ninguna actuación porque carece de competencias, al estar en zonas del departamento de Costas.

La denominada Mesa de Convergencia de Almonte, formación política a la que pertenece la alcaldesa emitió incluso un comunicado señalando que esta turba fosilizada no implica ningún riesgo para la salud , remarcando la total seguridad de la playa.

El catedrático de la Universidad de Huelva avanza que como consecuencia de la tendencia al retroceso por la acción de las mareas, que descubren y tapan de forma natural estas estructuras marinas, «cada vez se van a ver más todos los años».

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