UNIVERSIDAD DE GRANADA

El mito de la Atlántida, vivo: hallan rocas de micro-continentes de entre 200 y 3.200 millones de años

Los investigadores califican los minerales encontrados como «cápsulas del tiempo» que datarían unas rocas oceánicas dragas en el fondo del Atlántico cientos de siglos atrás

El investigador Fernando Bea, uno de los investigadores principales del equipo científico responsable del hallazgo ABC

Álvaro Holgado

El mito de la Atlántida , un viejo continente desaparecido hace millones de años, data desde los textos de Platón . El filósofo griego señalaba una civilización increíblemente rica y avanzada, que fue tragada por los mares y se perdió para siempre. De ahí surgieron leyendas que llegan hasta nuestros días pero nunca con suficiente base científica para certificarla.

Este jueves, un equipo científico internacional encabezado por investigadores de la Universidad de Granada han vuelto a revivir el mito tras el anuncio de un nuevo hallazgo en el fondo del océano Atlántico de micro-continentes que estarían fechados en una horquilla amplísima: entre los 200 y los 3.200 millones de años.

El equipo de geocronología dirigido por Fernando Bea y Pilar González Montero, catedráticos de Mineralogía y Petrología de la Universidad de Granada , encontró que rocas oceánicas dragadas del fondo del Atlántico Central con edades menores de 2-3 millones de año. Estos contenían minerales circones heredados de rocas continentales mucho más antiguas y que vendrían a poner sobre la mesa nuevos avances en la vieja aspiración científica por demostrar la existencia de esa antigua civilización.

Una «cápsula del tiempo»

Máquina del laboratorio donde se ha realizado el hallazgo ABC

Estos hallazgos se han producido en las inmediaciones de la dorsal centro-Atlántica, la gran cordillera montañosa que es la espina dorsal del océano. Por tanto, lejos de otros lugares donde tradicionalmente se ha intentado localizar la Atlántida , especialmente en la isla griega de Santorini, parcialmente destruida hace 3.600 años durante una erupción volcánica.

Uno de los principales ejes de la investigación gira sobre ese mineral circón que se ha hallado en la zona. Este, según los científicos granadinos, puede considerarse una 'cápsula de tiempo' que contiene información codificada en la composición isotópica de los elementos que lo forman. Adicionalmente, el circón contiene oxígeno, apuntan, que es el elemento más abundante en la corteza y manto terrestres.

«Dado que el oxígeno se difunde con gran rapidez, el que los circones antiguos encontrados en las rocas modernas del fondo oceánico conserven su composición isotópica claramente continental nos indica que han permanecido muy poco tiempo dentro de los magmas mantélicos, y sugiere que han sido extraídos de una corteza continental que se estaba fragmentando« apunta el investigador Fernando Bea. »En definitiva, estamos convencidos de que se trata de un fragmento de continente que ha sido desmembrado en mitad del océano Atlántico».

Científicos de la UGR responsables del hallazgo ABC

Los científicos de la UGR señalan que la fecha en que se produjo este desmembramiento del continente viene dada por las edades de los circones magmáticos que coexisten con los circones antiguos.

«Los análisis realizados en el laboratorio SHRIMP-IBERSIMS de la UGR han mostrado edades tan jóvenes como 600.000 años, pero no podemos descartar edades aún más jóvenes; podrían, por tanto, haber existido uno o varios microcontinentes poblados por homínidos , si tenemos en cuenta que el homo ancestor paseaba por Europa hace 900.000 años», destacan los autores.

«Esta edad de 600.000 años para la destrucción de los microcontinentes Atlánticos es una estimación máxima. No hay ninguna evidencia que descarte el que haya podido ocurrir en tiempos más recientes, de tal manera que la catástrofe hubiese quedado registrada en las leyendas y mitos del homo sapiens. Para ello, sería necesario encontrar rocas oceánicas recientes (menos de 10.000 años) que también contuviesen circones heredados de un continente antiguo. Esperamos que los estudios en marcha puedan despejar la incógnita», concluye el líder del equipo científico.

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