MIsterios de la Arqueología de Córdoba

¿Qué significa Al-Ándalus?

Una nueva hipótesis sitúa el origen del topónimo en el griego clásico y apunta a «la tierra de Venus»

Ruta teatralizada en Medina Azahara celebrada el pasado 18 de abril Rafael Carmona
Rafa Verdú

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Desde la cima de Gibraltar se ve perfectamente África; es un sitio bonito, si uno es capaz de librarse de aquellos macacos endogámicos. Tiene, sin embargo, un inconveniente no siempre percibido: a la inversa ocurre lo mismo. Gibraltar ha sido siempre un potente faro visible desde buena parte del norte de África, una llamada. Quizás también aquella columna de Hércules -como se le conocía entonces- fuera también una invitación a entrar en casa.

Por ahí llegaron los árabes a la península en el 711 . No tardaron en ponerle nombre a la elevación, el mismo que hoy conserva. Gibraltar significa en árabe «la montaña de Tarik» , el general de origen bereber que guio aquellas primeras tropas por encargo de Musa . El resto del territorio peninsular ya tenía nombre; era Hispania para los romanos o Span para los bizantinos y visigodos . Los árabes, para reafirmar su dominio sobre aquellas tierras y dejar claro que había otro gallo en el corral, decidieron cambiarlo desde el primer momento. Y lo llamaron Al-Ándalus, de donde deriva nuestra Andalucía.

La primera vez que el nombre Al-Ándalus aparece escrito en la historia es en el 713, en unas monedas acuñadas en Córdoba tan solo dos años después de la batalla del Guadalete. No se conoce ni una sola referencia anterior a esa fecha, lo que demuestra que el topónimo es sin ninguna duda árabe. Otra cosa muy distinta es saber qué significa exactamente Al-Ándalus . A lo largo de la historia han surgido varias hipótesis, algunas bastante peregrinas, pero el debate sigue abierto. El profesor de la Universidad de Córdoba José Ramírez del Río ha elaborado una nueva propuesta que, por extraño que suene, relaciona el mundo árabe con el clásico.

Dinar de oro bilingüe recuperado por la Policía el mes pasado ABC

Ramírez del Río afirma que el término Al-Ándalus deriva del griego «anatolé» , que significa el lugar por donde sale un astro. «Tuvo cierta importancia en algunos pasajes del Nuevo Testamento, en especial en los relativos a la estrella de Belén», sostiene el arabista en un artículo publicado en 2017 en la revista 'eHumanista'. Por evolución fonética, «anatolé» derivó en el turco actual «anadolu» pero también en «anadolis» o «anadolus», con la terminación latina para el nominativo. De ahí sólo había un paso -al que Ramírez del Río dedica varias páginas- hasta el árabe «andalus».

Los griegos identificaron «anatolé» con el lugar por donde salía el So l. Y desde Grecia, el día clarea por la península de Anatolia , la actual Turquía. La tesis de Ramírez del Río se enfrenta a su primer problema, ya que el término griego «anatolé» o el árabe «andalus» con el significado geográfico de Levante no tiene sentido para la Península Ibérica. Desde cualquier punto de Europa, el Sol no sale por Hispania , sino que se oculta tras estas tierras. Era el Poniente.

José Ramírez del Río R. Carmona

El arabista tiene propone dos explicaciones para esta incongruencia. La primera apunta a que desde la provincia romana de Mauritania Tingitana , que se corresponde más o menos con el actual Marruecos , Hispania sí podría ser vista como la tierra por donde amanece, al estar situada un poco al oeste. Y las primeras tropas que entraron en 711 eran en su mayor parte bereberes de aquella región, que no había perdido aún la impronta clásica. Pero como reconoce el propio Ramírez del Río, esta solución es débil . Hay otra más verosímil que el historiador explora en un segundo artículo publicado en la misma revista.

La «tierra de Venus»

Explica el arabista que «anatolé» es «el lugar por donde se eleva cualquier astro», no solo el Sol . Según Ramírez del Río, el término en árabe alude a la salida de Venus, que los griegos llamaron Hésperos o Hesperia . El planeta, en realidad, no sale por ningún sitio; casi siempre está ahí, pero la luz del Sol no nos deja verlo. De ese modo, la aparición de esa luz en el firmamento sucede solo cuando Helios se oculta tras el horizonte. «Es una manera indirecta de referirse al lugar por donde se pone el Sol», dice el historiador. O sea, el Poniente; eso sí era Hispania o Span en la antigüedad clásica.

De ese modo, Al-Andalus significa en árabe «la tierra de Venus» mediante «una perífrasis en griego que los árabes transliteran», indica el arabista. Los primeros dinares de oro acuñados en Córdoba por los árabes refuerza la tesis. Por un lado muestran «Al-Ándalus» junto al término en latín «span»; por el otro, una estrella de ocho puntas , un símbolo para Venus conocido desde la época de Babilonia. La identificación entre Al-Andalus y el lucero vespertino está clara, según Ramírez del Río.

Dos detalles más refuerzan su tesis. Por un lado, la propia Medina Azahara , símbolo del poder político andalusí, ya aludía a Venus o Hesperia en su forma árabe. Y por otro, Sefarad , el nombre de los judíos para Al-Ándalus, se escribe en hebreo con la misma grafía que Hesperia , aunque como en otras lenguas semíticas no se transcriben las vocales.

Una propuesta «contraintuitiva»

Si hasta ahora ningún historiador había propuesto seriamente este hipótesis es porque, reconoce Ramírez del Río, resulta «contraintuitiva» . Si sólo se entiende «anatolé» y luego «andalus» como Levante u Oriente, es imposible aplicarlo la palabra a la Península Ibérica; la identificación con Hesperia y Poniente despeja el camino.

Aún queda por aclarar una última cuestión que no puede considerarse baladí: ¿ Por qué los árabes escogieron una palabra griega en vez de su propio idioma para referirse a sus nuevas posesiones? Ramírez del Río apunta que la cultura clásica nunca desapareció del todo de África , ni siquiera tras la retirada de Roma. El Imperio, asegura, era bilingüe y el griego conformaba la lengua culta en debates y escritos científicos, como las cuestiones geográficas. De ese modo, « cogieron el caudal geográfico del griego y se lo apropiaron en árabe . Cuando salen del desierto su lengua de cultura había sido el griego durante mil años». Más de 1.300 años después, aquel idioma griego tamizado por los árabes sigue presente en el nombre que usamos para Andalucía.

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