Crónicas de Pegoland
El rabo 'cum laude'
La UCO abre sus puertas a un debate sobre la contribución económica del famoso estofado
'Adolescentes', por Aristóteles Moreno
La Facultad de Derecho y Ciencias Económicas de la Universidad de Córdoba abrió ayer sus puertas a las cosas que realmente importan, a las que tienen en vilo a la ciudadanía toda. En concreto, cómo comerse un buen rabo cosa que, entendemos, suele hacerse fuera del horario lectivo.
La Cofradía del Rabo de Toro , pues de ese tipo de rabo estamos hablando, desarrolló una conferencia para futuros juristas y economistas sobre el impacto en el desarrollo económico de la práctica de la ingesta propiamente dicha de tan cordobés plato. Tras la experiencia, esos universitarios son hoy mejores personas, más abiertas al mundo. Bravo.
Sostienen los inspiradores de la iniciativa que un rabo como está mandado es clave para el Producto Interior Bruto . Bajo esta novedosa forma de acercamiento, un rabo y su salsa que se precie de serlo no solo satisface instintos sino que crea empleo. Hasta llegar a la olla de tiernos fragmentos de apéndice hay todo un mundo de relaciones económicas interdependientes que implican lo que es el toro, el matadero, la carnicería y el de las zanahorias. Para desarrollar toda esa teoría se ha anunciado un simposium subvencionado por el Ayuntamiento de Córdoba, que no hay rabo que no financie. Los mejores expertos en rabo, que no cola, abordarán la receta, el hecho diferencial, desde técnicas multidisciplinares.
Sinceramente, me alegro de que comerse un rabo decente, que es cosa bien seria y dificultosa, se debata abiertamente en las universidades y no como ha pasado toda la vida de dios. Que es por la vía endogámica de los hechos. La ciencia, incluso en su vertiente social y en su variante azarosa —que es la economía—, ha de estar siempre con las cosas que afectan al común de los mortales.
Y ahora que en la Universidad de Córdoba están de contienda electoral, desde aquí lo digo, ambos candidatos, los profesores Mérida y Torralbo, han de tomarse los rabos en serio. Con sus intercambios internacionales de rabos, con sus doctorados, tesinas y una cátedra de esas buenas. Hasta llegar a la excelencia académica, a la transferencia del conocimiento, a una empresa de base tecnológica que lleve el rabo al lugar ‘cum laude’ que nunca tuvo que abandonar.
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